Barquisimeto.- En el barrio Los Olivos, al oeste de Barquisimeto, en el estado Lara, los habitantes han tenido que ingeniárselas para transitar por vías que alguna vez fueron asfaltadas, pero que en la actualidad tienen más huecos que calles.
Así lo denuncian sus habitantes, quienes después de meses de protestas y reportes a la hidrológica regional, tuvieron que pagar a particulares para que destaparan las cloacas de la manzana 4, porque ya en algunas viviendas se habían rebosado.
“Hace más de 10 años nosotros, como comunidad, metimos varios proyectos en Hidrolara, para que se cambiaran las tuberías viejas, antes de que colapsaran, pero aunque los recibieron, nunca los ejecutaron”, dijo Mariela Álvarez.
Libia Guerrero, de 81 años, no recuerda la última vez que hicieron operación bacheo en esta comunidad, además lamenta la falta de transporte público para la zona, porque deben caminar kilómetros para esperar un autobús que los lleve al centro de la ciudad.
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Contaron que la semana anterior estuvieron más de seis días sin agua por tubería, debido a unos tubos que se reventaron en la avenida principal.
“En el CDI no hay ni tensiómetro, no tienen nada. En el consultorio de Barrio Adentro pasan la consulta y dan el récipe, porque medicinas tampoco tienen. Nos mandan a ir a Farmapatria y ahí tampoco hay nada ¿Será que con el récipe nos curaremos?”, dijeron los vecinos de Los Olivos.
Sin luz ni internet
El racionamiento improvisado lo sufren en esta zona de Barquisimeto. Entre ocho y 12 horas sin luz, sea en el día o en la noche, es el promedio que duran los apagones diarios en Los Olivos.
Con la señal de internet tuvieron otro problema, se quedaron sin señal por varias semanas y la empresa Inter tampoco atendió sus llamados. Como comunidad organizada, otra vez tuvieron que pagar a un particular para que solventara la falla.
“Yo uso el internet para hacer las transferencias bancarias y mis hijos para sus investigaciones. Necesitamos el servicio las pocas horas que tenemos luz”, dijo Rafael Rodríguez.
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La escasez de gas doméstico también la viven, porque tienen tres meses sin que les llegue el servicio a la comunidad. Algunos han optado -como en otros lugares de Venezuela- cocinar a leña, pero otros, por razones de salud, no pueden escoger esta opción.
“Mi esposa se enferma con el olor a leña o a gasoil, entonces tuve que comprar una cocina eléctrica, pero ahora tenemos que esperar tener luz para usarla”, dice el señor Rodríguez.
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