Santa Bárbara del Zulia.- Cerca de 80 feligreses acudieron la mañana de este domingo 18 de octubre a una misa presencial después de siete meses del decreto de alarma nacional por el coronavirus. Fue frente al templo católico, ubicado en la avenida 13 del sector 20 de Mayo en Santa Bárbara del Zulia, en el municipio Colón, donde los fieles se congregaron para reencontrarse.
La celebración eucarística, que se inició con el cántico de “Alabaré, alabaré”, estuvo a cargo del sacerdote Wuilliam Zerpa, quien manifestó a los asistentes que era necesario volver al encuentro con el Señor. “Solo los católicos sabemos lo que simboliza este acto, donde escuchamos la palabra. Hay mucha necesidad de Dios”, señala el clérigo.
Antes de iniciar las oraciones leyó las normas sanitarias. Lo primero que remarcó fue el distanciamiento entre personas. En medio de la eucaristía no hubo colecta, porque colocó un recipiente para que los feligreses depositaran el estipendio. Había bancas, y en ellas los creyentes guardaban cierta distancia. Algunos llevaron gel antibacterial para rociar en sus manos.
La pandemia obligó a los colonenses en la asamblea eclesiástica a darse la paz con el saludo japonés, recibir la hostia desde cada asiento y no en una fila, así como rezar el Padre Nuestro sin tomarse de las manos. “En la medida en que vayamos cumpliendo con estas normas podremos volver a las misas”, dijo el sacerdote, quien en el transcurso de la semana también comenzará a confesar.
Karina Ordóñez, miembro de la tercera comunidad del camino neo-catecumenal, refiere que las eucaristías son necesarias. “No nos podemos quedar dormidos por esta pandemia; Jesucristo es grande y todo lo puede. Debemos tener la convicción de que todo saldrá bien”, menciona la docente, quien pertenece al apostolado en San Carlos del Zulia.
ZULIA | SACERDOTE DE COLÓN CELEBRARÁ MISAS PRESENCIALES EN MEDIO DE LA PANDEMIA
Miguel Molero, de 61 años, integrante del Movimiento de Cursillo de Cristiandad, menciona que muchos esperaban el momento de volver a la casa de oración. “Ha llegado ese día; esperemos que todos los domingos sigan las misas, porque esta pandemia ha dejado dolor y tristeza en muchos hogares venezolanos”, contó el feligrés, quien remarca que en otros lugares del mundo se consuman actos religiosos tomando las medidas correspondientes.
Elba Ortigoza, residente del casco histórico de Santa Bárbara, contó que le nace acudir a la celebración porque cree en Dios. Ella acostumbraba escuchar los rezos por la estación radial, pero siente que es necesaria la presencia en un encuentro magnánimo por ser un mandamiento, alega. “Somos creyentes y esta es nuestra devoción”, dijo la dama. Otra lugareña insistió que este es un sacrificio que hacen por Dios, para orar por los fallecidos por el coronavirus y por los migrantes que están lejos de sus familiares.
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