Caracas.- Más de 100 repartidores venezolanos protestaron este miércoles, 4 de agosto en Riobamba, Argentina, para pedir el cese de los ataques xenofóbicos hacia las personas que laboran en este tipo de actividades.
La razón de la manifestación, que comenzó antes de las 12:00 m, es porque dos días antes, un joven de 21 años, quien se identificó como Ángel Osuna, denunció que fue agredido física y verbalmente por el personal del restaurante La Paloraccia.
Al momento de la protesta, los deliveries venezolanos no contaban con el acompañamiento de líderes políticos ni de asociaciones civiles, se encontraban solos, organizados y pidiendo justicia por lo que sufrió el joven monaguense, quien tuvo que ser trasladado a un hospital luego de sufrir una crisis de nervios y desmayarse.
En la denuncia pública hecha por Osuna y difundida por el portal Es Re Viral, el joven cuenta que los hechos ocurrieron cuando estaba retirando un pedido en la Paloraccia de Riobamba 1042; cuando ya se iba, le hicieron otro pedido, por lo que debió esperar más tiempo.
«Me cayó el encargado y me dice: ‘Necesito que quites tu bicicleta de aquí’, y yo pero por qué y él (me dijo) ‘que a los clientes les molesta’, y yo pero no hay nadie», contó Ángel Osuna, quien aclaró que aunque movió su bicicleta, el hombre volvió a salir y entre ofensas le reclamó para que quitara la bicicleta.
Aunque el venezolano le pidió que se calmara para poder conversar, el encargado del local «empezó a meterse con mi nacionalidad, obviamente yo me molesté y reaccioné», la discusión empezó a subir de tono, hasta que el hombre le dio un golpe al rider y cuando este empezó a responder, el mesonero lo agarró por detrás para que el agresor pudiera golpearlo.
«Yo fui a hacer la denuncia y el policía me dijo que eso era irrelevante», dijo Ángel. Sin embargo, con su insistencia logró que el caso fuese escuchado.
Dos días después del incidente, Ángel Osuna acudió al sitio donde fue agredido y le explicó a los manifestantes que la demanda sigue en pie y que logró llegar a un acuerdo en el que fue botado el encargado.
«Pueden venir a retirar pedidos tranquilamente, no los van a discriminar por ser venezolanos, no tienen por qué tratarlos mal ningún empleado del local», dijo al grupo de protestantes, que respondieron con el grito «no a la xenofobia».
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