Santiago de Chile.- Marcos Somana Díaz (@jmarcossd) ha obtenido reconocimiento en el área de los productos cárnicos en Chile, tanto por los productos que ofrece como por su pasión por enseñar todo sobre el mundo de las carnes.
Con 30 años, el bioanalista graduado en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), especializado en Tecnología de Alimentos, se dedica a la educación, promoción e investigación en este rubro.
Oriundo de Guatire, estado Miranda, se formó en el desarrollo de productos cárnicos, formulación y balanceo de fórmulas. “El hacer jamones de los que vemos en los supermercados es pura química y son productos en los que se buscan máxima rentabilidad. Yo vine a Chile con ese perfil”, detalla.
Marcos siempre estuvo influenciado por el negocio familiar. Luego desarrolló su propia marca: Productos Somanham (copas, salamis, jamones).
Emigró por vía aérea en agosto de 2017. Ya la mayoría de su familia había llegado a Rancagua. Lo primero que hizo fue dejar currículos en locales donde pensaba podían elaborar sus productos. Lo llamaron de inmediato y siete días después tenía trabajo. Eso le permitió conocer la sazón chilena y los productos que más se solicitan.
Salió de ese empleo luego que, gracias a otras experiencias, fue consolidando el perfil de profesional de la docencia: “No me guardo nada. Enseño sin secretos”. La publicación de su libro La Charcutería, manual práctico, técnicas y recetas, le permitió conseguir más visibilidad.
Su crecimiento en redes se disparó tanto como su renombre. Fue invitado por universidades y centros de formación. La clave de su éxito fue que abordó la enseñanza, no de recetas o fórmulas, sino de los criterios y aplicarlos. “Eso hizo que mi modelo de enseñanza se esparciera en diferentes lugares y países y conectara tanto acá en Chile”, refiere.
Ese prestigio le permitió a principios de 2019 comenzar a armar su propia tienda de charcutería y provisiones @LaFiambreriacl , donde elabora y expende productos cocidos (pastrami, jamón cocido y ahumado, mortadela, chuleta, pollos ahumados, costillar, longaniza, pernil, tocino, quesos) y secos (chorizos, panceta, jamón crudo, salami, copa, lardo). Su evolución comercial es sostenida, pero su entusiasmo es ilimitado.
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