Caracas.- Los portugueses le dicen saudade. Los españoles, nostalgia. Aquí en Venezuela le llamamos Guayabo, el mismo nombre que El Pitazo utilizó para bautizar un boletín para conectar con los millones de venezolanos que han salido del país en los últimos años.
El “guayabo” puede llevarse de muchas maneras, y una de ellas es a través del humor. Para ello, El Pitazo invitó a Mireya Tabuas, periodista y escritora venezolana, editora de este innovador newsletter, quien conversó con Andreína Borges y Luis Chataing sobre cómo ellos, desde la comedia, han enfrentado y controlado esa nostalgia que surge por el país que dejaron y que ha cambiado de manera radical desde que emigraron. La moderación estuvo a cargo de Javier Melero, periodista, cineasta y cofundador de El Pitazo.
Si a usted le suena el nombre de Andreína Borges, es porque de seguro la recuerda de Santo Robot, donde fue actriz y productora. Radicada en México, también fue guionista de la serie animada Isla Presidencial, además de redactora en El Chigüire Bipolar, Reporte Semanal y Pero tenemos Patria. Actualmente, es escritora del programa mexicano La Resolana, y guionista de la serie Cómo sobrevivir soltero.
Consolidado como uno de los comediantes más prolíficos de Venezuela, Luis Chataing vive en Miami y continúa siendo locutor, productor, comediante, actor y presentador. Es recordado por programas como Ni tan tarde, El monstruo de la mañana, Ya es mediodía en China y Chataing TV, además de su faceta como escritor del libro Así lo veo y protagonista del documental Fuera del aire.
Con este fichaje comenzó el conversatorio, donde los panelistas intercambiaron con la audiencia anécdotas graciosas y sentidas, sobre cómo observan Venezuela desde lejos. En Borges, el “guayabo” se manifiesta como una “furia” que la envuelve cuando lee noticias críticas del país, hasta el punto en el que ha tenido que explicarle a sus jefes que, en determinados momentos, “su cabeza está en otro lado”.
Por su parte, Chataing reconoció el guayabo como un “despecho” que “te ancla a un lugar” y explicó que de ahí no puede salir nada bueno. Confesó que su salida de Venezuela no fue premeditada y que tenía intenciones de regresar en el corto plazo. No recuerda la fecha exacta en la que emigró, pero sí atesora una fotografía de su esposa embarazada de su segundo bebé, acompañada por su hijo de dos años.
Asimismo, Tabuas explicó que el Guayabo es un boletín que ciertamente aborda noticias importantes del acontecer nacional, pero también explica a Venezuela desde su gastronomía, o las historias humanas de los venezolanos en el exterior.
También aprovechó su intervención para preguntarle a Borges y a Chataing qué objeto se habían llevado en su maleta. Mientras que Andreína describió las tres o cuatro maletas que su novio y ella se llevaron llenas de artesanías pequeñas para el hogar, Luis habló del regalo de un amigo que atesora con cariño, y que consiste en una compilación de 88 fotografías de Caracas, retratada desde la Policlínica Metropolitana.
Tabuas recordó con especial cariño la anécdota de uno de sus estudiantes universitarios en Chile, quien al enterarse de su nacionalidad venezolana, le explicó que había cursado estudios de bachillerato con un alumno venezolano. “Era muy bueno y nos ayudaba a todos. Todos los venezolanos son buenos”, explicó el joven.
Así, entre cuentos graciosos sobre palabras que en Venezuela son cotidianas, pero que en el exterior adquieren hasta connotaciones sexuales (como es el caso de “corneta” en Chile), y otros más conmovedores, culminó esta conversación franca y amena que resume el espíritu de este nuevo producto que es el Guayabo: abrazar a los venezolanos en la distancia, con la certeza de que todo estará mejor mañana.
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