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Perú | El laico venezolano que eleva una oración por los difuntos del COVID-19

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El laico venezolano Ronald Marín ha estado presente con su túnica blanca en el cementerio Mártires del 19 de julio, ubicado en las afueras de Lima, en Perú, para darles las ultimas oraciones a los difuntos por COVID-19 en medio de la crisis sanitaria, refiere la agencia Associated Press (AP).

Las iglesias católicas en Perú cerraron sus puertas para evitar concentraciones masivas y prevenir contagios. Sin embargo, los religiosos han prestado su apoyo dando misas online o asistiendo a cementerios para dar responso a los difuntos.

Perú presenta el índice más alto de muertes en América, por encima de Chile, Estados Unidos, Brasil y México durante la crisis por COVID-19.

El laico venezolano piensa que su deber es orar con los enfermos, brindar apoyo en los cementerios y rezar junto a los familiares de las víctimas. “Lo que hacemos es intentar que la gente encuentre la esperanza”, dijo Marín a la agencia AP.

El venezolano emigró de su tierra natal tras haber pasado una década protestando contra el Gobierno y haber contraído tuberculosis. Fue maestro de escuela y administró un comedor en Guacara, Carabobo, hasta 2018 para luego asumir sus votos de castidad, pobreza y obediencia.

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“Tenía un pulmón a punto de explotar, pero mejoré gracias a la intercesión de San Gabriel de la Dolorosa”, contó.

Cuando llegó a Perú, vendió café y dormía en un depósito de automóviles, hasta que se encontró con la iglesia Señor de los Milagros, donde colaboró en la limpieza del templo por un mes antes de ser enviado al cementerio a consolar a los dolientes y a sus paisanos.

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Familiares en busca de oraciones

El laico venezolano asiste al cementerio con un bolso en el que lleva un libro titulado «Ritual de las Exequias», una cruz y un aspersorio de cobre con el que rocía las urnas de agua bendita tras orar por el difunto.

El licenciado en educación, egresado de la Universidad de Carabobo, continúa orando por las víctimas de la pandemia hasta que anochece y todos los familiares que asisten al cementerio se retiran a sus hogares.

Cuando no se encuentra dándoles una última oración a los fallecidos, Marín recorre las barriadas de los alrededores, donde desde enseña el catecismo en jornadas a casi un centenar de hijos e hijas de albañiles, floristas y vendedores de dulces para que luego reciban el bautismo y la primera comunión en una iglesia cercana, reseña la agencia estadounidense.

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El venezolano recibe llamadas y mensajes en su celular de personas que preguntan si asistirá al día siguiente al cementerio para que rece por alguien que acaba de fallecer. También suelen invitarlo a los hogares para que rece por los difuntos de la familia.

Su viejo teléfono celular, con la pantalla partida en decenas de fragmentos, suena incluso por la madrugada, con llamadas, audios y mensajes de texto de personas que le preguntan si estará al día siguiente en el cementerio para que rece por alguien que acaba de morir.

Con información de AP

Daniela Carrasco
Publicado por
Daniela Carrasco

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