Santiago de Chile.- A Woulmer José Pereira Vargas le resultó al menos raro sentirse como una especie de gendarme dentro de aquel supermercado, poco después de un mes de arribar a Santiago de Chile, en pleno invierno de 2017.
Woulmer había viajado por tierra desde Cabudare, en el estado Lara, hasta la capital chilena con la expectativa centrada en su crecimiento personal y profesional. Esperaba trabajar de lo que fuera poco después de arribar, pero estuvo más de un mes sin conseguir una opción y necesitaba dinero para arrendar y enviar a su familia.
Con 35 años entonces y un currículo respetable en el ámbito de la arquitectura años después de graduarse en la Universidad Central de Venezuela (UCV), a este larense no le tocó fácil conseguir un empleo a la altura de su nivel de formación. Tenía experiencia como supervisor de obras en terreno en Venezuela.
LEE TAMBIÉN
Un venezolano pone rostro a la migración en Argentina mediante un código QR
“Sí, mi primer trabajo fue en el Supermercado Líder y consistía en hacer auditorías de precios, revisar boletas, la mercadería que ingresaba y salía del establecimiento y también debía estar atento al personal, que no se robaran los productos”, recuerda.
Lo más complicado era encarnar en un oficio en el que no tenía ninguna experiencia. “Fue algo nuevo que nunca había hecho y tenía que llevar un radio conmigo, así como los policías, y hablar en clave, pero bueno, así comencé. Dure seis meses, porque no me renovaron contrato en ese empleo”, agrega.
Pereira compara sus primeros días en Santiago de Chile con los tiempos actuales: “No eran tan duros. Había mucho empleo y los trámites de visado no eran tan complicados”, sostiene el amante de la música metalera.
Fue casi un año después, en 2018, luego de pasearse por varios empleos en diferentes ámbitos, cuando tuvo la oportunidad de debutar en Chile en su campo. Lo hizo como proyectista: “Fue muy complicado comenzar porque tuve que aprender como si fuera de cero. El sistema constructivo acá es diferente y eso me obligó prácticamente a reaprender”, expresa.
Hoy, Woulmer está más cerca de sus aspiraciones iniciales. Luego de desempeñarse como inspector técnico de obra, destaca como arquitecto supervisor en una prestigiosa empresa en el ramo de la construcción. Lidera los trabajos de remodelación de un conjunto de edificios empresariales, construcción de viviendas y edificios en altura.
“Mi cargo tiene que ver con llevar a cabo las obras, según indiquen las especificaciones técnicas y los planos. Debo hacer ejecutar la obra de acuerdo con el proyecto y normas locales. Soy responsable de velar por la cubicación de materiales (cómputos métricos), debo llevar el control del personal, hacer cumplir las normas de seguridad con implementos idóneos para la construcción, llevar el libro de obra y gestionar toda la parte administrativa del proyecto», explica.
LEE TAMBIÉN
Luis Colmenárez cambió el calor de Apure por el frío de Alemania
“Gracias a Dios llevo casi tres años trabajando así de los cuatro años que tengo en Chile”, manifiesta.
Esgrime que, si bien la cultura criolla y la chilena son muy distintas, ha tenido una buena relación con los chilenos. “Me gusta de Chile que su sociedad es muy diversa, tanto en lo cultural como en lo musical y deportivo”, refiere.
Sobre la migración venezolana en Chile, califica a sus compatriotas como unos valientes guerreros. “Fuimos capaces de lidiar con nuestros sentimientos, de dejar familiares en nuestro país y no verlos más por un largo tiempo. Eso no lo logra cualquiera”, valora quien el domingo 18 de abril cumplió 39 años de vida.
Por @CronicasDeChile
Esta web usa cookies.