Guanare.- Los cañicultores de Portuguesa iniciaron un nuevo conflicto en demanda de un precio justo para la caña de azúcar.
Desde las afueras del Central Azucarero Portuguesa, en Acarigua-Araure, advierten que no dejarán sacar un kilogramo de azúcar si el Gobierno no se pronuncia favorablemente sobre el precio del rubro, cuya baja sostenida mantiene en quiebra el negocio y a sus productores en todo el país.
Óscar Contreras, presidente de la Sociedad de Cañicultores del Estado Portuguesa (Socaportuguesa), aseguró que desde este jueves 1° de agosto han iniciado una protesta por el establecimiento del precio del azúcar, que deberá ser fijado de acuerdo con el promedio internacional que rige para Colombia y Brasil.
A su juicio, la administración de Nicolás Maduro ha anunciado el precio del azúcar en 6.700 bolívares por kilogramo, calculando un incremento de 2.500 bolívares respecto a la cosecha de 2018. Esto, afirma, contradice el convenio suscrito con el circuito azucarero nacional.
Los términos aprobados con el circuito azucarero prevén un promedio de precio internacional de 0.8 dólares que deberá ser multiplicado por el precio de la tasa oficial de cambio Dicom, actualmente ubicada por encima de 10. 000 bolívares.
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Si se aplicara la fórmula aprobada, según Contreras, el kilogramo de azúcar debe pagarse al productor por encima de los 8.000 bolívares.
Si el dólar estaba en 10.700 bolívares hasta este miércoles 31 de julio, ejemplifica Contreras, estaríamos hablando de un precio de 8.616 bolívares por kilo, pero vemos que lo fijado por el Ejecutivo nacional está un 22 % por debajo del convenio suscrito con el sector azucarero.
El exhorto de los cañicultores a la administración de Nicolás Maduro es a que, por lo menos, cumpla con las reglas que sus mismos funcionarios propusieron, explicó.
En marzo de 2019 se hizo oficial el último precio del azúcar. Pasados cuatro meses, los cañicultores critican que se fije un nuevo precio sin llamar a consultas.
Les preocupa que en noviembre arranca la zafra 2019-2020 y que se tenga un precio irracional de 4.100 bolívares, que en nada favorece la producción en el campo ni la productividad en los centrales azucareros.
