Guanare.- «Pero, ¿por qué las lluvias provocan tanto daño en esta zona? No puede ser que cada vez que llueve nos quedamos sin conuco y con la casa bajo las aguas», fue la queja que María Cañizales Moreno, del caserío Madre Vieja, le presentó al alcalde de Guanarito, Carlos García, en el momento en que este le anunció que debía abandonar el poblado e irse a pernoctar en un refugio temporal.
El alcalde García quedó mudo por unos segundos y solo alcanzó a explicarle a María que el caño se desborda durante el invierno y que la zona, como es muy baja, se anega. En relación con los daños en el sur del estado Portuguesa, el gobernante le contestó que Guanarito es el municipio más golpeado entre los siete que conforman este cono.
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El pasado 20 de agosto, las precipitaciones en Guanarito se calcularon sobre 0,355 litros por metro cuadrado, cantidad suficiente para que se inunde un área con una pendiente topográfica de 0.5, muy proclive a cualquier evento hidroclimático, sin que este tenga características de extraordinario. Esta vez las lluvias ocasionaron el desbordamiento del caño Madre Vieja y la anegación de 5 sectores, donde 33 familias perdieron parte de sus viviendas y sembradíos.
Todas las familias, incluida la de María, se negaron a ir a la sede de la aldea universitaria, habilitada como el refugio principal de la localidad. «Hay unas 100 personas afectadas y se está trabajando en la canalización del caño”, informó Protección Civil.
Ya han transcurrido seis días desde que María vive entre el lodo, pero su queja sigue sin respuesta convincente. El gobernante Nicolás Maduro justificó por medios de prensa, desde el 29 de julio hasta este 28 de agosto –período en el que se intensificaron las lluvias- que estas están presentes no solo en el país, sino en diversas partes del mundo y han causado inundaciones. “Las lluvias son producto del cambio climático”, reiteró.
No deberían ocurrir tragedias
De acuerdo con el ingeniero geólogo y geógrafo físico Augusto Beltrán, los eventos hidroclimáticos en sí mismos no son responsables de las tragedias. Estas deberían endosárseles en forma directa a los tres niveles de gobierno: municipal, estadal y nacional, los cuales exhiben un déficit de planificación y de ordenamiento territorial muy peligroso para la seguridad de la población, sostuvo.
En entrevista para El Pitazo, Beltrán enumeró con tristeza las tragedias por eventos hidroclimáticos más recientes ocurridas en Venezuela: 1987, Río Limón, Aragua; 1999, Vargas; 2005, Valle del Mocotíes, Mérida, y 2021, Valle del Mocotíees. Advirtió que la improvisación en materia de gestión de riesgo no nos aleja de la posibilidad de que nuevas tragedias nos acechen.
Para el experto, es preocupante que cada día aumente el número de poblados en zonas urbanas y rurales sobre los cauces y zonas de desbordamiento naturales de los cursos de agua que forman parte de la red hidrográfica nacional. «Nadie hace nada; no se define una política pública”, destacó.
El Ejecutivo nacional, las gobernaciones y alcaldías, asegura Beltrán, no le dan la importancia que merece este tema. “Lo último que le oí a Nicolás Maduro con relación a la emergencia en el valle del Mocotíes, fue que aprobaría recursos y le daría instrucciones a los miembros de la Fuerza Armada, como mandaderos, para que los entreguen en la fase del después», subrayó.
No hay actuaciones para prevenir
En Venezuela, irresponsablemente, gran parte de los asentamientos humanos y crecimientos habitacionales se concretan sin los permisos legales. «Construimos donde mejor nos parece, sin el manejo de ningún tipo de criterios de carácter técnico-normativo», apuntó el entrevistado.
Sobre el tema, Augusto Beltrán ofreció un dato relevante: «Todo el sistema de información que debe proporcionar registros oportunos e históricos indispensables para la planificación hidroclimática ha sido abandonado». No se monitorean las cuencas ni la red hidrográfica, afirmó. «Pocos conocen su dinámica y el comportamiento de las lluvias ni de los ríos”.
El especialista alertó sobre la falta de mantenimiento preventivo y correctivo de los cauces de los ríos. Se preguntó sobre el estado del sistema de pluviómetros (instrumentos para medir la cantidad de lluvia que cae en un lugar y en un espacio determinados) y pluviógrafos (instrumentos para medir el nivel de agua en un río) y además sugirió «investigar qué pasa con el sistema de información geográfica meteorológica, las estaciones climatológicas y el equipamiento técnico y profesional de esas instituciones”.
