Barinas.- Más de 100 educadores de los distintos planteles del estado Barinas disfrutaron de un ameno agasajo organizado por Creando, Organización No Gubernamental (ONG) aliada de El Pitazo y Fenatev, en ocasión de la conmemoración, el pasado 15 de enero, del Día del Educador.
La jornada se desarrolló el viernes 17 de enero, en las instalaciones de la Casa del Educador, ubicada en la avenida Andrés Varela de la ciudad de Barinas, capital del estado de los llanos occidentales de Venezuela. Además de reconocer la labor diaria de estos profesionales, también pudieron expresar sus inquietudes respecto a la crisis por la que pasa el sector educativo en el país, a través del programa Radio Abierta, que conduce la periodista María Isabel Párraga.
Fueron muchas las intervenciones. Los maestros y profesores dejaron en sus casas el miedo y denunciaron con claridad el deterioro al que se enfrentan a diario para cumplir con sus obligaciones como formadores de ciudadanos y de futuros profesionales, en medio de un panorama donde los planteles no cuentan ni siquiera con servicio de agua potable en sus instalaciones desde hace varios años, como es el caso del emblemático Grupo Guárico, ubicado a pocos pasos de la sede de la gobernación.
Creciente deterioro
La falta de alimentación tanto de los alumnos como de los educadores fue el punto álgido de las intervenciones de Rafael Plaza, Nerio Torres, Jonás Yánez, Carlos Isidoris, Asael Parra y otros docentes que denunciaron el deterioro progresivo de las instalaciones educativas por falta de agua, electricidad, productos de limpieza, pizarrones, tiza, pupitres y otros elementos indispensables que fueron desapareciendo y que les toca a los propios educadores y estudiantes comprar de su menguado bolsillo.
representantes sindicales de Docentes en cojedes: «Nos estamos muriendo de hambre»
El tema de los bajos salarios quedó a un lado. Sí, los educadores exigieron un sueldo acorde con su responsabilidad formadora de ciudadanos, suficiente para cubrir sus necesidades básicas para sí y para su núcleo familiar; no obstante, a la hora de denunciar todos pidieron comida para sus muchachos, a quienes ven cómo se desmayan porque salen de sus hogares sin comer. “Toca compartir lo poco que llevamos desde nuestras casas para que esos niños no se nos mueran en nuestros brazos. Ya no van a las escuelas por aprender, sino por un plato de comida», dijo una de las educadoras que intervino.
Pero si los padres no tienen para comprarle los uniformes a sus hijos, los educadores tampoco escapan a esa realidad. Muchos van con sus zapatos y pantalones remendados porque sus sueldos, a duras penas, les alcanza para pagar los pasajes. La labor de docente la comparten con otro oficio para poder subsistir, según lo afirmaron a mano alzada al interés de la conductora del programa para saber cómo hacen para vivir con tan bajos sueldos que, aún con el último incremento salarial decretado por el Ejecutivo nacional, no supera los 800.000 bolívares para un docente en el escalafón de categoría cuatro.
No abandonan su trabajo
Con todo y la crisis, los docentes no abandonan sus trabajos. Aunque ya no van todos los días por la crisis del transporte, la falta de efectivo y por las condiciones de las instalaciones, van al menos tres veces a la semana.
Mientras tanto, también protestan desde sus planteles para que les suban sus sueldos y se respeten los derechos humanos de los pequeños que se conforman con un plato de pasta o de granos cocinados a leña, porque desde hace mucho tiempo tampoco hay gas en las cocinas de las escuelas que reciben centenares de kilos de arroz, de pasta o de granos, sin aliños ni otros requerimientos para una dieta balanceada, aseguraron los educadores.
La jornada la amenizaron los niños de la Escuela de Joropo Eudimar, bajo la dirección de María Rebolledo y del profesor y cantautor Ángel Alvarado.