San Juan de los Morros.– Confiada en la promesa del gobierno, de una vivienda digna, hace cuatro años Petra Manzano derribó el rancho de zinc en el que habitaba con parte de su familia, en el sector Puerta Negra, de la capital del estado Guárico.
Hoy, Manzano mantiene la esperanza de que el Gobierno cumpla con la construcción de once casas, incluso la de ella, que según dice son parte de un proyecto que ya fue aprobado. Sin embargo, pasan los meses, los años y la promesa se extiende en el tiempo.
Mientras tanto, en medio de las dificultades, Petra vive en casa de una hija, en el mismo sector de Pierta Negra, en San Juan de los Morros, junto a otras nueve personas de la familia, incluyendo a dos hijos (de 38 y 25 años) con discapacidad, a quienes hace dos meses el Instituto de Nutrición les quitó el beneficio de dos bolsas de comida.
Manzano explicó que no conoce las razones por las cuales le quitaron las bolsas de nutrición a sus hijos, las cuales ayudaban a cubrir la alimentación de un mes, aunque resaltó que eran bolsas similares a las recibidas por el Comité Local de Abastecimiento y Producción (Clap).
«Aquí -por ser una familia numerosa- son tres bolsas mensuales, que no es mucho lo que trae. La bolsa de nutrición que debería traer algo nutritivo, trae lo mismo del Clap. La misma comidita de siempre», señaló Manzano.
La madre de 57 años, explicó que al no tener empleo, complementan la compra de algunos alimentos, artículos de primera necesidad y el pago del gas, con los bonos que reciben de la administración de Nicolás Maduro.
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Las bolsas del Clap tienen más de un mes que no son distribuidas en la comunidad Puerta Negra, indicó Manzano. Añadió que también existen retrasos en el servicio de gas doméstico, desde hace dos meses.
Sin empleo: sin máquina de coser
Petra lamenta no poder generar sus propios ingresos. Cuenta que su única fuente de dinero era producto de los trabajos de costura que realizaba en casa, antes de que se dañara su máquina de coser: «Ese era mi sustento y ya no pude mandar a arreglar la maquina, porque no tengo más entrada de dinero, sino los bonos».
Dos de los hijos de Petra padecen una discapacidad: desde que alcanzaron la adultez sus cuerpos tiemblan como si se tratase de la enfermedad de Parkinson, pero este diagnóstico por trastorno del sistema nervioso no ha sido confirmado por médicos neurólogos.
Aunque las condiciones actuales no son las más idóneas, Petra agradece a Dios que su familia se alimenta, poco, pero las tres veces al día, señaló. Y mientras espera por la construcción de su vivienda, permanece en casa de su hija, donde cuida a sus otros dos hijos y enfrenta las complejidades impuestas por la crisis humanitaria del país y la actual emergencia sanitaria por el COVID-19.