Usuarios de Apure realizan compras nerviosas porque insisten que la medida de supervisión de ventas de Polar se traducirá en escasez de productos | Foto: María Eugenia Díaz
El pasado viernes, 24 de abril Delcy Rodríguez, vicepresidente de la República del régimen de Nicolás Maduro, anunció la venta supervisada de productos de Empresas Polar y Plumrose, por lo que corresponsales de los estados Apure, Barinas, Cojedes, Guárico y Portuguesa realizaron un recorrido por abastos y automercados para verificar la situación de las ventas y el comportamiento de la ciudadanía ante la medida implementada en contra de estás empresas.
En el caso de Cojedes se observó muy pocas personas en los mercados. Consultados indicaron que se encontraban comparando los precios, para ver en qué lugar estaba más económico. En la mayoría de los comercios visitados solo se podía comprar una harina Pan por persona.
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Más temprano, Rafael Alemán, alcalde de San Carlos, anunciaba que un grupo de fiscales estarían desplegados por todo el municipio con la intención de verificar los precios de los productos y realizar las correcciones necesarias.
Uno de los dueños de un mercado en el centro de la capital cojedeña aseguró que las compras en el automercado han disminuido y que la población no tiene cómo comprar los productos.
Compras nerviosas en los comercios, situados en el mercado municipal de San Fernando de Apure, se evidenciaron este lunes 27 de abril, ante el alto costo de los productos y tras la medida de supervisar ventas en Empresas Polar ordenada por el gobierno de Nicolás Maduro este fin de semana.
Zoraida Álvarez, madre soltera residenciada en el barrio La Odisea, municipio Biruaca y comerciante informal, asegura que este negocio le permite ganar un dinero extra para poder comprar la comida para su hogar, deja claro que Maduro y su gabinete se adueñan de Polar, ante su incapacidad de mantener empresas productivas en el país.
“Le quiero preguntar al gobierno. ¿Dónde están los Abastos Bicentenario?; ¿Dónde está la Misión Mercal?, porque se supone que en estos momentos de crisis, esas instituciones deberían estar surtiendo alimentos al pueblo. Pero el gobierno no tiene la capacidad para mantener estos negocios de manera exitosa como lo ha hecho, durante 79 años, las Empresas Polar en Venezuela. Es mentira que Maduro se preocupa por el pueblo. Polar tiene moral para seguir trabajando en Venezuela. Los ajustes de precios son necesarios”, dijo.
En Barinas hubo pocas colas. En uno que otro comercio asiático había pocas personas para comprarar a las 9: 30 am de este 27 de abril. No hay tampoco transporte público y la circulación de vehículos es escasa.
El comentario generalizado de los ciudadanos son los escandalosos precios que exhiben los productos. Por ejemplo, un kilo de caraotas que el viernes, 24 de abril, costaba entre 100.000 y 120.000 bolívares, el sábado subió a 380.000 Bs.
Ciudadanos y comerciantes auguran una nueva escasez de alimentos que ya comienza a notarse en los anaqueles vacíos.
En las ciudades Acarigua y Araure, las principales del cono norte de Portuguesa, este lunes se reportaba una actividad comercial normal de acuerdo a lo registrado en el último mes de cuarentena social. La presencia de compradores en los establecimientos comercial donde expenden alimentos fue nutrida, sobre todo cerca del mediodía.
Los consumidores como Aleida Mendoza precisaban que difícilmente se puede acudir a comprar en cantidad por si se presenta un desabastecimiento, porque no se tiene dinero para eso. «Uno compra lo que puede y le alcanza. Lo que la semana costaba 380 mil bolívares, como un kilo de pollo, hoy llega casi a los 600 mil», refiero.
Los productos de la marca Polar, que siempre han sido los preferidos por la población, se observan en los anaqueles a mismo precio que el pasado sábado. 170 mil bolívares es el costo de un paquete de harina PAN.
Este domingo 26 de abril pocos ciudadanos salieron a comprar comida a los establecimientos del casco central. Un escenario similar se presenció la mañana de este lunes 27, algunos comercios asiáticos mostraron colas con un promedio entre cinco y diez clientes.
«Me parece que no se ve la misma cantidad de gente que antes, primero por las restricciones y segundo porque los bolsillos están vacíos, hay personas que ya no tienen -dinero- con que comprar comida», relató Juan Rodríguez, habitante de San Juan de los Morros.
Con información de Bianile Rivas, Maríangel Moros, Marieva Fermín, María Eugenia Díaz, Pedro Izzo y Alexander Olvera.
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