San Carlos.- El pasado 8 de abril, Miércoles Santo, feligreses de la Parroquia San Juan Bautista de San Carlos, en el estado Cojedes, ofrecieron un almuerzo para más de 120 personas en situación de calle y en pobreza extrema.
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Los asistentes también recibieron tapabocas, pues la mayoría usaban trapos improvisados. La actividad que se realizaba todas las semanas tuvo que ser suspendida ante la aparición del COVID-19 y la prohibición de reuniones y de eventos que agruparan personas, previsto en un decreto suscrito por Nicolás Maduro el pasado 16 de marzo.
Belkis Bareño, organizadora de la actividad y feligrés de la Iglesia San Juan, explicó que todas las semanas en la parroquia organizaban almuerzos para las personas en estado de necesidad. Dijo que esta iniciativa no solo busca alimentar el cuerpo sino también el espíritu. Añadió que en esta nueva oportunidad se repartió arroz con pollo, lentejas y arepas rellenas con carne y pollo.
Bareño informó que la idea surgió en un grupo de WhatsApp de la parroquia. “Antes podíamos reunirnos, cocinar y confraternizar entre todos, pero en estos momentos eso no es posible por la aparición del coronavirus: los grupos de la iglesia nos organizamos y cada quien era responsable de la comida”.
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Mencionó que rápidamente se pusieron de acuerdo para llevar los alimentos y se conformaron los equipos de trabajo para cocinar. Decidieron que solo se despacharía alimentos envasados.
Destacó que hicieron la tarea de convocar a algunas de las personas que se encuentran en las calles para que estás avisaran a los demás. La entrega se pautó para las 11:00 am y se actuó con rigurosidad para el cumplimiento de las medidas de prevención contra los contagios. Así, informaron a los presentes que debían guardar un metro de distancia y se les ayudó a que se desinfectaran las manos y los pies.
“A la hora del servicio nos pedían comida para otras personas que se quedaron en las casas. Daba mucha tristeza escucharlos decir: deme para mi hijo, mi nieto, mi esposa o mí mamá que se quedó en la casa. Esta fue una experiencia muy bonita, porque a pesar de la situación por la que atraviesa el país todo el mundo llevó para compartir con esos hermanos que menos tienen. Las personas se fueron muy contentas y agradecieron ser tomados en cuenta”, sostuvo Bareño
La organizadora agradeció el trabajo de quienes participaron en la jornada, pero en especial de José Manuel de Jesús Ferreira, sacerdote de la Iglesia San Juan Bautista, quien ha hecho una excelente labor social y ha inculcado en la feligresía el amor al otro. Expresó que tienen previsto realizar estas actividades el primer sábado de cada mes.
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