Jornada electoral cerró tarde a pesar de que no hubo afluencia de votantes. Foto: Mariangel Moro Colmenárez
Los Llanos.- Hasta pasadas las 7:00 pm los centros electorales de Portuguesa y Barinas permanecían abiertos, pese a que en la mayoría no había electores en cola. Los coordinadores del CNE de algunas instituciones afirmaron a El Pitazo que no había orden nacional para ejecutar el cierre y que algunos votantes llegaban «graneados», es decir, dispersos.
«No hemos recibido orden de cierre por parte de las autoridades», dijo el coordinador del centro de votación de Gral. Páez en Araure, Portuguesa, mientras que a las afueras, seguidores de los candidatos pedían que se cerrara el proceso.
En la Escuela Samuel Robinson de Villas del Pilar, General Páez y Yolanda de Pieruzzini, Juan Guillermo Iribarren, así como el Instituto de Comercio Ademar Vázquez y Hermanas Peraza en Páez, se evidenciaba cómo electores llegaban dispersos. Pocos empezaron a transmitir resultados.
Carlos Morillo, presidente de la junta regional del CNE, reiteró a las 7:22 p.m. que «ningún centro de votación debe estar abierto a esta hora a menos que existan electores en colas». Exhortó a cumplir con la normativa.
En Barinas, el candidatos de la Unidad, Freddy Superlano, hizo un llamando a la ciudadanía a apoyar a los miembros de mesa para que cierren el proceso porque no hay nadie en las colas. Los candidatos se encontraban en la Junta Electoral.
En ambas entidades los electores reportaron que durante todo el día la afluencia fue baja, y en algunos centros el proceso fue lento por averías en las máquinas, aunado a que la jornada comenzó con demoras por la falta de miembros de mesa. En Portuguesa, las fallas fueron reconocidas por Carlos Morillo, coordinador regional del Consejo Nacional Electoral (CNE).
En Barinas, la queja más frecuente de los electores fue las migraciones de última hora. Algunos dijeron que se habían revisado la semana pasada en el CNE y cuando fueron a votar, los mandaron para otros municipios.
Igualmente, los puntos rojos ya no estaban en las calles sino en casas cercanas o eran ventas de comida improvisadas desde donde controlaban a todos los electores.
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