Los Llanos

120 niños reciben alimentos donados por fundación en Barinas

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Barinas.- La cuarentena impuesta por Maduro no frena a Nereida Ayala en su propósito desde hace dos años: alimentar a 120 niños de los más necesitados en el sector Las Cumbres del urbanismo Ciudad Varyná, en Barinas, capital del estado homónimo en los llanos venezolanos.

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La Fundación un Rayo de Luz y Esperanza es la llave que le abre las puertas para que algunos comerciantes y personas de buen corazón la ayuden a cumplir su cometido. «Ya no puedo darles de comer en la sede de la fundación; sin embargo, como puedo me movilizo para buscar los donativos; todas las semanas preparo las bolsas de comida para repartirlas a las 22 familias que suman los 120 niños», explicó Ayala.

Es una tarea de fe. Hasta hace pocos días, Nereida lograba que entre los vecinos le regalaran unos pocos litros de gasolina para su usada camioneta. «Unos me daban 10, otros cinco litros, suficientes para trasladarme dos veces al centro de Barinas a buscar los donativos, que pueden ser arroz, pasta, granos, harina, frutas, verduras, vegetales, proteínas y enlatados; pero ahora encontrar combustible se ha hecho más difícil y eso me obliga a salir una sola vez a la semana», dice resignada.

La labor social de esta maestra comenzó cuando renunció al Ministerio de Educación, una vez que se dio cuenta de que sus alumnos no iban a clases porque no tenían de comer. «En principio eran pocos, no más de 10 que almorzaban en mi casa, de mi comida. Después se fue corriendo la voz por el sector y ya son 120 niños de todas las edades que antes de la cuarentena comían de lunes a viernes en la sede de la misma fundación, cerca de mi casa», dice.

Clases sociales singulares

Nereida Ayala vive en el sector Las Cumbres del urbanismo de la Gran Misión Vivienda Ciudad Varyná, en las adyacencias de Barinas. Es un mundo urbano independiente dentro de la ciudad capital llanera, y ella tiene su propia clasificación de clases.

«Están los que no tienen para pagar 30 dólares por un servicio de internet y televisión por cable, pero sí tienen un teléfono inteligente y cancelar la renta de datos móviles. Después, están l los que trabajan día a día y algunos empleados públicos que viven cómodos y finalmente, están los damnificados, a los que el gobierno les regalo las casas y son los que cocinan con leña, no tienen trabajo, ni ninguna forma de manutención, esos son los más vulnerables», dice convencida de su teoría.

Las 22 familias a las que alimenta no las identificó con ningún grupo. Son núcleos familiares disfuncionales, la mayoría conformados por madres solteras o niños a cargo de abuelas porque sus padres se fueron a otros países para que sus hijos pudieran vivir mejor con las remesas que les enviaban.

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Desde que apareció el coronavirus, muchas de esas personas se regresaron a pie. Otras no han vuelto a comunicarse desde hace tiempo; algunos han muerto dejando a las abuelas en total abandono y a cargo del cuidado de los nietos; en ocasiones estos pueden ser cinco y hasta siete, precisa Ayala.

«Algunas de esas madres y abuelas barrían calles y limpiaban en casas ajenas, pero desde que comenzó la cuarentena, ya no tienen trabajo ni modo de conseguir sustento para sus familias», dice.

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Primero Dios

La fe que Nereida tiene en Dios es su principal aliciente. No hay una semana que comience sin pedirle que la ayude a conseguir los alimentos para esas familias vulnerables.

Desde sus redes sociales comienza la campaña para recibir los donativos. La pescadería Mantecales y la tienda Ebenezer son dos de sus patrocinadores, pero hay buena parte de corazones generosos que también la ayudan a completar las 22 bolsas que reparte cada semana.

No tiene organismos oficiales que le colaboren, no obstante, organiza jornadas médicas y otras actividades para beneficio de los niños como el operativo de salud que realizará el viernes, 15 de mayo, con apoyo de médicos y personal de salud que evaluará a los menores, quienes manifiestan síntomas de parásitos y bajo peso.

«Todo suma, todo cuenta», ese es el lema de Nereida y su equipo de colaboradores, conformado por sus propios vecinos. Cualquier donativo es importante y también se pueden hacer abonos para adquirir alimentos para el desayuno de los niños a la cuenta que la fundación tiene en el Banco del Tesoro con el número: 0163-0309-7530-9301-7501, RIF: J411390062. También se pueden comunicar a través del teléfono 0424-5822539.

Y es que cada vez que Nereida entrega una bolsa de comida, una pieza de vestir o un par de zapatos, siempre le dice a quien lo recibe: «No soy yo, es Dios. Solo tengo fe, las ganas y el amor por la humanidad; el resto lo hace él, pues es él quien necesita gente que le crea».

Marieva Fermín
Publicado por
Marieva Fermín
Etiquetas: BarinasLos Llanos

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