San Cristóbal.- Entre 150 mil y 600 mil bolívares soberanos oscila la reparación de un caucho por caer en los huecos que hay en la ciudad de San Cristóbal y los demás municipios del estado Táchira. El mal estado de la vialidad en la entidad está dejando a los conductores sin cauchos, con el tren delantero dañado y con pocas opciones de reparación en un territorio en donde todo se cobra en pesos y no en moneda nacional.
Con la llegada de las lluvias la situación empeora, los huecos no se ven y menos en horas de la noche, cuando no solo los apagones afectan las calles, sino también la falta de iluminación en los postes. Según trabajadores de caucheras en la capital tachirense, son precisamente los días de lluvia cuando más personas llegan a arreglar sus cauchos, y cuando más pérdidas de los mismos hay.
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El Pitazo recorrió algunas caucheras y conversó con dueños de los negocios, empleados y usuarios, quienes aseguraron que durante el último mes el arreglo de cauchos se ha incrementado al menos en 60%, producto de que cada vez hay más huecos en la entidad.
José Navas entró a una cauchera ubicada en Barrio Obrero a preguntar precios. Al consultársele sobre las calles de la capital tachirense y lo que sus daños ocasionan en los vehículos, manifestó que en el Táchira en general se está haciendo imposible sacar un carro. “Las calles de San Cristóbal están todas destruidas, huecos por donde quiera, los carros se dañan, los cauchos y todo, entonces es imposible mantener un vehículo al día para salir a hacer mercado o una compra; si es para salir en un por puesto, tampoco se consigue transporte y es sumamente caro para quienes trabajan y viven de un sueldo, y ganan 40 mil bolívares solo para pagar el transporte quincenal.
¿Qué le queda para comer a esa gente?”, se preguntó. Hizo un llamado a los gobernantes de la entidad para que procedan a arreglar las vías de comunicación que están abandonadas. Afirmó que no es solo en San Cristóbal, sino que la vía hacia Capacho, la de La Pedrera a San Cristóbal, la de San Cristóbal a San Antonio, la Autopista San Cristóbal-La Fría están totalmente destrozadas. “No sé qué pasa, si es la gobernadora o el protector, que no hacen nada por el Táchira. El Táchira era un estado muy bueno, muy cordial, ahora ya no lo es”.
Óscar Santiago llevó a revisar un caucho que estaba perdiendo aire. Aseguró que manejar en la capital tachirense es complicado, primero porque nadie respeta los semáforos; segundo porque todas las calles están llenas de huecos; y tercero porque el ciudadano se está volviendo más agresivo para manejar, lo que obliga a conducir con cuidado y precaución.
“Manejar en esta ciudad es terrible. La pregunta sería si no he caído en huecos, es inevitable; yo vivo en Peribeca y solamente al llegar a la zona de la autopista significa caer en un cráter. Caer en un hueco son fácilmente 300 mil bolívares, un rin doblado son 30 mil o 40 mil pesos si tienes la suerte y no rompes un caucho, pero si se rompe hay que comprar y sería otro precio”, expresó.
Relató que su esposa cayó en un hueco de la Autopista San Cristóbal-La Fría hace seis meses. Gastó 300 mil bolívares comprando una chiva, 40 mil pesos arreglando el rin y 40 mil pesos más para acomodarle el amortiguador, que quedó dañado. “Ese hueco ya es patrimonio; tiene años allí, muchos carros se han estrellado por ese hueco y a nadie le importa”, dijo.
Luis Gerardo Ramírez tiene un taller de reparación de cauchos en el barrio Las Flores de San Cristóbal. Justo el domingo salió de paseo con su familia y al regresar en horas de la noche, no logró esquivar un hueco por la oscuridad y la lluvia, se les explotó un caucho y casi se estrella.
“Ayer me fui a Los Naranjos, me agarró la noche, la vía estaba tapada con agüita y no se veían los huecos. No desbaraté el carrito porque Dios es grande y poderoso. No lo acabé de broma; se me dañó un caucho porque no fui capaz de esquivar los huecos: es casi imposible, y más de noche, y estaban con agua. En San Cristóbal hay demasiado hueco. A los gobernantes les decimos que se preocupen más por eso porque estamos en una situación muy dura. A quien se le dañe un caucho, con el hambre en la que estamos, se le explota un caucho, se queda varado para poder conseguir la platica para repararlo o sustituirlo por otra chiva, porque cauchos nuevos no hay”, manifestó.
Afirmó que a su negocio llegan bastantes personas con los cauchos dañados, y asegura que le da dolor cuando tiene que decirles que los neumáticos no tienen reparación. “Cauchos explotados, a ver si se pueden vulcanizar, y muchas veces es imposible. La gente se va desanimada y triste porque no tiene cómo repararlo y para comprar una chiva le cuesta”, añadió.
Una chiva mala la vende en 10 mil pesos y una buena en 40 mil pesos. Las reparaciones en 10 mil bolívares, el aire de gratis, las válvulas entre 12 mil y 15 mil bolívares.
Huecos, los principales culpables
Franklin Mora trabaja en un taller de reparación de cauchos desde hace años. Aseguró que durante los últimos meses se ha incrementado la reparación y también la cantidad de neumáticos que quedan inservibles como consecuencia de caer en huecos, sobre todo los días de lluvia.
“Se parten los cauchos por los lados, se dañan los rines. Ha aumentado la cantidad de personas que vienen a toda hora, más cuando llueve. La zapata puede costar entre 80 y 100 mil bolívares. La válvula la parten los huecos y cuesta 50 mil bolívares. Una chiva mala cuesta entre 10 mil bolívares y 5 mil pesos y la nueva entre 40 mil y 50 mil pesos. Los nuevos están en 50 dólares. Llega bastante gente con cauchos totalmente dañados por caer en huecos”.
William Sanguino trabaja en el área de neumáticos, en el negocio de la familia, en el barrio Las Flores. Indicó que los daños muchas veces son por picadura de piedras y tornillos, pero la mayoría por la cantidad de huecos que hay en todos los municipios de la entidad.
Aseguró que quienes tienen la oportunidad de remplazar un caucho por uno mejor lo hacen, y si no, deben parar su vehículo hasta reunir. “Hay cauchos que son pérdida total y hay cauchos nuevos que se dañan por huecos realmente grandes y no solamente sufre el caucho: sufren los rines, el tren delantero del carro. Una reparación, si se tiene que vulcanizar, sale entre 20 mil y 30 mil pesos. Cuando hay que coser, colocar zapatas, es lo más costoso. La zapata pequeña rectangular 110 debe estar entre los 10 mil y 15 mil pesos; la 114 debe estar entre los 25 mil y 30 mil pesos. A veces lo recomendable es que les coloquen una tripa para mayor seguridad, y cuesta entre 30 mil y 40 mil pesos. Arreglamos rines si son metálicos y el valor es entre 20 mil y 40 mil bolívares. Si se requiere el uso de una prensa, son 40 mil pesos”, relató.
Algunas semanas les llegan más de 50 personas, unas sin solución y sin dinero, lo que, asegura, le da tristeza. El negocio de la familia tiene 35 años. Allí vendieron en un tiempo baterías, les abrían código mensual, y también llegaron a vender cauchos nuevos, pero por la crisis económica del país todo cambió. Ahora es solo reparación y mecánica automotriz.
Richard Pizarro trabaja en un negocio de reparación de rines en el barrio El Carmen. El daño más común en los rines es cuando se cae a un hueco y se tuerce, pero asegura que el trabajo ha disminuido porque ante la falta de dinero, el usuario prefiere dejarlos torcidos que mandarlos a arreglar. “El último que recibí fueron 60 mil bolívares. A veces se arreglan tres o cuatro por semana, antes se arreglaban 15 o 20 por semana. Un rin de hierro puede costar 130 mil o 140 mil pesos; uno de aluminio depende del modelo y de la marca, pero pueden costar 200 mil pesos, y ya la gente no tiene cómo gastar en eso. Si arreglan el caucho, no arreglan el rin”.
