Familiares y autoridades regionales rindieron homenaje póstumo a la artista popular Rafaela Baroni, quien fue sepultada en el Paraíso de Aleafar, en la población de Betijoque, estado Trujillo. Foto cortesía: Liseth Medina
Valera.- La artista plástica popular Rafaela Baroni Miliani, quien falleció este lunes 8 de marzo, producto de una neumonía en la población de Betijoque, estado Trujillo, fue sepultada por sus familiares en su vivienda, el Museo Paraíso de Aleafar, en la urna confeccionada y decorada por ella.
Esto de acuerdo con la información ofrecida por sus allegados y asistentes al acto fúnebre, realizado en la tarde de este martes 9 de marzo.
Baroni, quien murió y resucitó dos veces debido a una enfermedad del sistema nervioso conocida como catalepsia, había hecho de su vida una expresión artística completa.
Su obra, enfocada en el aspecto religioso y autobiográfico, principalmente en la creación de tallas de madera de santos, vírgenes y ángeles, la llevó a ser reconocida fuera y dentro del país.
Uno de sus logros más recientes fue el Precio Nacional de Cultura Popular (2004-2005) otorgado por el Consejo Nacional de Cultura, pero sus exposiciones en salas y museos comenzaron desde 1979.
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Homenaje póstumo
El homenaje póstumo, al cual asistieron artistas populares, amigos y autoridades regionales, se hizo en dos partes. Primero, desde las 7:00 am hasta las 3:00 pm, la velaron en la funeraria San Juan Bautista, y a ambos lados de su ataúd la acompañaban sus esculturas religiosas.
Luego, en carroza fúnebre, la llevaron a su hogar, donde su nieta, Rosa Quintero, junto a los asistentes, iniciaron un homenaje con cantos y poesías desde las 3:30 pm en el espacioso jardín.
Posteriormente, los representantes de la Iglesia celebraron una liturgia, seguido de discursos de artistas, familiares y del gobernador del estado, Henry Rangel Silva. Todos resaltaron la importancia de la vida de Baroni como Patrimonio Cultural de Trujillo y Venezuela.
Finalmente, antes de las 6:00 pm le dieron cristiana sepultura en el lugar que ella había dispuesto en su paraíso, pues -en palabras de sus seres queridos, no le temía a la muerte, sino que la esperaba mientras transcurría en este mundo y daba vida a sus esculturas.
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