Táchira.- 17 horas de apagón bastaron para que el helado preparado y las paletas se descongelaran en el refrigerador de Ana Bastón, en Táriba, municipio Cárdenas. Su pequeño emprendimiento quedó en pérdidas por no tener electricidad durante todo el 9 de noviembre y no poder vender su mercancía ni garantizar el congelado que requería.
Desde las 11:57 de la noche del 8 de noviembre se apagaron las luces y las neveras de su hogar. La instrucción a sus hijas es que no se pueden abrir las puertas de los dos refrigeradores porque “el frío acumulado mantiene los helados”. El corte se extendió más de las 6 horas que asumió que duraría.
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“Yo pensé que a las 7 de la mañana ya tendría luz y nada. A las 9 me asusté y dije de nuevo ‘ya va a llegar’, pero nada. No me aguanté y a las 11 de la mañana abrí el refrigerador donde están casi todos los helados y no, ya estaban empezando a derretirse, unos estaban regados y no se podían salvar. Eso es muy doloroso porque lo que uno gana con esto no es tanto y ver como 17 helados se pierden es triste”, contó vía telefónica a El Pitazo.
17 helados representan 51.000 pesos, es decir, 14 dólares. Sin embargo, cuando se percató que aún tenía helados un poco firmes trató de meterlos al fondo, con la esperanza que allí pudieran tener un poco más de frío, pero no fue así. El apagón se extendió hasta las 3:05 de la tarde y en total los 30 helados que tenía se dañaron, eso representa 25 dólares o su equivalente en pesos colombianos.
“Perdí toda mi mercancía por el apagón. A uno nadie le responde por eso y no es justo. Yo no tengo 25 dólares para reponer los materiales ni mucho menos para tener ese dinero y comer. Mis hijas suelen salir a diario a ofrecer los helados y así nos ayudamos y ahora nos toca esperar a ver porque de nada sirve pedir dinero prestado y que vayan a quitar la electricidad de nuevo”, aseveró.
Luego del apagón de 17 horas, la situación eléctrica no mejoró en su comunidad. A diario se mantienen los cortes eléctricos y su congelador sigue vacío, porque no ha preparado más helados. Hizo una bolsa grande de hielo para tenerla y usarla cuando vuelva a hacer helados, aunque no sabe cuándo volverá a comprar coco, fresas, mora o guanábana para retomar la venta.
Por ahora, su hija mayor seguirá trabajando en un supermercado y con su sueldo procurarán sobrevivir mientras vuelven a invertir.