San Cristóbal.- Desde hace dos semanas comenzaron los movimientos de tierra y el agrietamiento de paredes en el barrio Marco Tulio Rangel de la ciudad de San Cristóbal, estado Táchira, donde el colapso del sistema de aguas blancas y negras ha afectado a unas 30 viviendas, según denunciaron este miércoles 12 de mayo a El Pitazo habitantes de la comunidad.
Con la llegada del periodo de lluvias la situación se complicó. A los terrenos ya movedizos por la humedad, se sumó el exceso de agua natural, por lo que comenzaron a derrumbarse paredes y a agrietarse pisos y techos.
Orlando D’ Pablos vive en el pasaje 8 del Marco Tulio Rangel parte baja. Destacó que hace unos días funcionarios de Protección Civil inspeccionaron en lugar y les solicitaron que desalojaran, pero acotó que tiene 25 años viviendo en el lugar, y que como taxista no gana lo suficiente para pagar un alquiler, por lo que pide a las autoridades nacionales, regionales y municipales que los apoye.
Precisó que el colapso de aguas blancas lo generó una reparación presuntamente mal hecha de la hidrológica del Táchira. “Las aguas negras con el tiempo se van colapsando. Le pido a quien pueda colaborar porque soy taxista y no me alcanza el sueldo para subsistir. Lo que medio hago es para comer, somos cinco personas una niña de 4 años, una de 12 y una muchacha especial de 50 años que es mi cuñada, mi esposa y mi persona”, expresó.
Orlando se niega a ir a un refugio, pues está seguro que allí serán olvidados por las autoridades.
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“Casi no duermo”
Fernanda Bello vive alquilada desde hace dos años junto a su hija, madre y esposo en el sector Marco Tulio Rangel. Desde hace dos semanas cuando se cayó la pared de la casa de su vecino, siente que la vivienda que habita se está rodando.
“Con el colapso debido a la caída de la pared del vecino se nos está corriendo más la casa. Estamos muy asustados porque no sabemos en qué momento pueda pasar algo. En dos semanas la casa se ha agrietado, la sala, los cuartos, con las lluvias es peor… La niña vive asustada y yo también tengo noches que no duermo, duermo más que todo de día cuando mi esposo está vigilando. A veces siento que la casa se está rodando”, expresó.
Aunque tiene dos semanas buscando alquiler, no ha podido concretarlo, pues le piden más de 200 dólares mensuales, dinero con el que no cuentan.
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