Táchira.- Dos días consecutivos Ramón Soto, un tachirense de 84 años, intentó lanzarse por el viaducto nuevo, en San Cristóbal. Pese a su avanzada edad intentaba saltar el muro para caer al vacío, sin embargo, la lenta movilidad hizo que transeúntes lograran impedir que se quitara la vida.
Jhonny Quintero, de la brigada motorizada de los Bomberos, pidió a través de medios de comunicación que alguna Organización No Gubernamental (ONG) o persona ayude al anciano, por temor a que volviese a intentar suicidarse. El sacerdote Franco Lanza, de una casa hogar de personas mayores en condición de calle en San José de Bolívar, ofreció estadía al hombre para que no tuviese que seguir en las calles, sin embargo, un hombre popularmente conocido como “El gocho árabe”, que se dedica a obras de caridad, buscó a Soto para brindarle ayuda inmediata.
El jueves 2 de diciembre, Soto realizó su primer intento pero quienes transitaban por allí llamaron a funcionarios del cuerpo de Bomberos de San Cristóbal, quienes lo trasladaron hasta el Hospital Central, pues el hombre de 82 años les explicó que quería acabar con su vida porque sufría de fuertes dolores en todo el cuerpo, no tenía dinero y tampoco tenía familia. En el centro asistencial recibió atención médica pero se escapó en la mañana de este viernes 3 de diciembre directo al viaducto a intentar lanzarse nuevamente.
A través de un video grabado minutos después de ser rescatado, el octogenario expresó que en el Hospital Central lo trataron muy bien, pero temía que le dieran de alta y continuara con sus dolores, soledad y falta de dinero para el día a día. “No veo otra salida, no tengo a dónde ir ni quién me revise, me cure, me trate los males. No lo tengo. No ha habido unos médicos que se sienten a revisarme o a ver qué es lo que tengo”, dijo el hombre.
«¡Lo logramos!», grita una familia venezolana que cruzó de México a EE. UU.
A través de su cuenta de Instagram, “el gocho árabe”, publicó que había ido con el señor Soto hasta la casa en que él residía y encontró una nota que le había dejado a un vecino: “Darío, búscame en el viaducto”. La había escrito el día que salió caminando desde Campo C, en Capacho Viejo. Para la tarde del 3 de diciembre, Soto hacía una siesta en un lugar de resguardo y descanso y posteriormente será llevado a la casa hogar en San José de Bolívar para que sea su hogar definitivo.
También por los mensajes difundidos a través de redes sociales, personas se acercaron al sitio a llevar donativos para el hombre que insistió en querer morir para no seguir teniendo dolores en la espalda ni pasar hambre. La solidaridad de los sancristobalenses le permitió tener alimentos y ropa con los que podrá ir al Carpintero de la montaña, como se llama la casa hogar, a tener una segunda esperanza de vida.
