Mérida.- Tras ser secuestrada y brutalmente golpeada en Colombia, una joven merideña de 20 años de edad logró huir a través de una trocha a San Antonio del Táchira, donde fue encontrada y rescatada por bomberos el pasado 14 de diciembre de 2020.
La víctima, cuya identidad se omite por respeto a su integridad, es hija de una profesora de la Universidad de Los Andes (ULA) y debe cumplir tratamiento médico para aliviar las secuelas físicas y psicológicas que le dejaron sus padecimientos.
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Mónica Torres, profesora de la Facultad de Arte de la ULA desde hace más de 16 años, se vio en la necesidad de pedir públicamente ayuda económica para costear el tratamiento médico de su única hija, que supera los 30 millones de bolívares mensuales en este momento. El salario de la docente es inferior a Bs. 7 millones.
Torres es madre soltera y no cuenta con apoyo de ningún tipo por parte del padre de su hija.
«Mi hija necesita hacerse exámenes médicos, como electroencefalograma y resonancia magnética. Además, debe acudir a consultas de psicoterapia semanales y diariamente toma los siguientes medicamentos: Risperidona en gotas o tabletas de 3 mg, Carbamazepina en tabletas de 200 mg, Clonazepam en tabletas de 2 mg, Amitriptilina en tabletas de 25 mg», dijo Torres a El Pitazo por vía telefónica. La docente pide ayuda económica o donación de medicinas.
Quienes quieran colaborar con dinero, pueden hacerlo a través de estas vías: Banco Mercantil, cuenta de ahorros N° 0105-0065-65-0065411005; Banco Provincial, cuenta de ahorros N° 0108 0374 8602 0007 0164 o Banco de Venezuela, cuenta de ahorros N° 0102 0354 6301 0009 8666. Todas a nombre de Mónica Torres, cédula de identidad: V-12.713.008.
Para ayudas económicas en moneda extranjera, se puede transferir vía Zelle a la cuenta en Bank of America de Marynes Torres de Segura, cuyo correo electrónico es: [email protected]
Depresión, paranoia y estrés postraumático
Ese 14 de diciembre de 2020, Mónica se enteró por las noticias de que habían encontrado a su hija en San Antonio del Táchira, fuertemente golpeada. La joven se había ido a Colombia meses atrás para buscar mejores oportunidades de vida.
«Esa misma noche me fui para San Antonio en bus desde Mérida. Llego al hospital a la mañana siguiente y me encuentro con mi hija golpeada, con moretones y excoriaciones en la cabeza, rostro y el resto del cuerpo, desnutrida, psicótica, paranoica y deprimida. Mi hija era un despojo humano. Regresamos a nuestra casa, pero el terrible estrés postraumático y su comportamiento errático de agresión y autoagresión me obligaron a internarla en una unidad psiquiátrica el 23 de diciembre.
El viernes 22 de enero fue dada de alta. El camino para su recuperación física y sobre todo mental y emocional apenas comienza; «es un proceso largo, lento y costoso», relata.
Mónica Torres confiesa que dudó en pedir ayuda públicamente por temor a exponer a su hija y perjudicarla en su proceso de recuperación. Sin embargo, la precariedad salarial que vive como profesora universitaria le impide cumplir con el tratamiento que requiere su hija y que no puede ser postergado.
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«He dudado en pedir ayuda económica por temor a que ella sea expuesta en las redes sociales y eso sea contraproducente para su estabilidad emocional. Sé de personas que acuden a las redes sociales para pedir ayuda por padecer enfermedades que son visibles y evidentes, pero la salud mental es invisible y deja marcas y daños en la vida del paciente y de sus familiares. Tu granito de arena puede significar mucho en la vida de mi hija», agradece la docente.
Quienes tengan alguno de los medicamentos indicados para la paciente pueden contactar a la profesora Torres al siguiente número telefónico: 0426-1778164.
