Bailadores.- Productores de flores del municipio Rivas Dávila de Mérida, capital Bailadores, llevan casi dos meses botando su producción debido a que no tienen gasolina en sus vehículos de carga para transportarla a los mercados. La restricción en la venta de combustible, que comenzó en el estado el pasado 17 de marzo, un día después de que se inició la cuarentena nacional por COVID-19, limita el despacho de gasolina y gasoil solo a los sectores considerados prioritarios, dentro de los cuales no está la floricultura.
Zulieta Morales, agricultora y floricultora de Bailadores, solicitó a través de un comunicado dirigido a Tibisay León, presidenta del Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (Insai), que los productores de flores de la zona sean incluidos «en la estrategia planificada de los salvoconductos» para poder surtir combustible.
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«La falta de permisos, sumado a la restricción en los horarios para la movilización y por ser las flores y follajes productos altamente perecederos, tenemos casi dos meses botando semanalmente toda la producción sin remuneración alguna«, señala el comunicado.
Bailadores es el principal productor de rosas del estado Mérida. Aunque desde 2013 la floricultura ha decaído en la entidad debido a la crisis nacional, hasta el año pasado allí se producían más de 10.000 docenas de rosas semanalmente, además de otros tipos de flores.
«Necesitamos que nuestras exigencias sean consideradas, ya que en nuestras unidades de producción somos fuentes generadora de un número importante de empleos directos e indirectos. Hemos estado manteniendo nuestros empleados sin ningún tipo de ingreso y trayendo como consecuencia que, agotados hasta las últimos activos, hemos tenido que vender algunos pasivos para poder cumplir con los compromisos laborales de los empleados y no desampararlos», detalla Morales en el escrito.
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Floristeros venden frutas y hortalizas
En la ciudad de Mérida, El Pitazo recorrió algunas floristerías cuyos propietarios han optado por vender hortalizas y frutas debido a que no reciben flores desde hace varias semanas. En algunos se observan pocos ramos, escasa variedad y a precios muy elevados. Un ramo de astromelias costaba el domingo pasado, 3 de mayo, 300 mil bolívares.
«No podemos dejar de producir porque nuestras familias comen y nadie nos va a regalar la comida, así que tuvimos que ponernos a vender cambures y algunas verduras que nos llegan por ahí para poder ganar algo de dinero. Pero fíjese, ahorita no hay luz y entonces el punto (de venta) no sirve. Es muy difícil la situación que estamos viviendo», contó a El Pitazo una florista cuyo nombre pidió reservar.
