Valera.- En la iglesia San Luis Gonzaga, ubicada en el norte del municipio Valera, estado Trujillo, funciona desde principios de octubre un comedor para personas con desnutrición y escasos recursos económicos. Es uno de los 66 establecimientos existentes en el país que laboran gracias al aporte de la organización no gubernamental (ONG) Centro al Servicio de la Acción Popular (Cesap). En el caso trujillano, es el primero en ser inaugurado en alianza con el Centro de Animación Juvenil (CAJ).
Yussen Terán, una de las voluntarias de esta organización regional, explicó que pese a contar con recursos para obtener los alimentos, necesitan otros suministros para cocinar, por lo cual solicitan a la ciudadanía cualquier tipo de donación.
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Requieren ollas, platos, cubiertos, vasos, manteles y dinero para el llenado de las bombonas de gas. Actualmente trabajan con la colaboración de los miembros de la referida iglesia católica, los vecinos y el personal de salud del ambulatorio del sector San Luis, parte alta, ubicado diagonal al templo. Quienes deseen ayudar pueden acercarse a la iglesia o llamar al número 0414-0362395 para solicitar información.
Terán explicó que reciben tres veces por semana entre 30 y 40 personas de diversas edades, quienes previamente fueron censadas y evaluadas con la ayuda de una nutricionista voluntaria, perteneciente al personal del Hospital Universitario de Valera.
Está información la ofreció Terán mientras la ONG Creces, a cargo de Jessica Uzcátegui, realizaba una proyección de noticias de El Pitazo a los beneficiados en la mañana de este miércoles 30 de octubre. Todos recibieron un jugo de papelón y un trozo de paledonia para disfrutar durante la difusión de notas audiovisuales sobre temas nacionales y regionales.
Al finalizar, algunos de los presentes manifestaron espontáneamente las carencias de la comunidad. Resaltaron especialmente la necesidad de medicamentos y suministros en el ambulatorio. «Estamos luchando por glucómetro y tensiómetro. La doctora es muy buena y nos ayuda, pero no hay los suministros necesarios», dijo Víctor Delgado, habitante y voluntario de la iglesia.
«Soy diabético y bajé de peso por falta de trabajo. Soy albañil, y como me enfermé, no pude trabajar. La comunidad fue a mi casa y me invitaron para acá. También me hacen falta muchos medicamentos; tengo las recetas pero no se consiguen en el hospital», aseguró Eudimaro Mendoza, beneficiado por el comedor.
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