Las zonas críticas de Anzoátegui incluyen el distribuidor La Viuda-Los Pinos, que conduce a las riberas del Orinoco, en los límites de Anzoátegui y Bolívar, donde los delincuentes siguen a sus víctimas en autos y los asaltan con armas de fuego a cualquier hora del día. Disparan y obligan a los conductores a detenerse. También lanzan «miguelitos» o colocan obstáculos en la vía para el mismo fin. Uno de los casos más recientes fue el de una pareja interceptada, donde una joven murió baleada. Su acompañante logró huir.
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En la carretera El Tigre-Cantaura-Barcelona la vialidad está llena de huecos y ese estado de las rutas ha facilitado el robo a los conductores, especialmente en el sector Bajo Hondo, donde los más afectados son los choferes de autobuses. En la zona también son frecuentes los «miguelitos», que obligan a los conductores a detenerse en las noches.
El mal estado de la vía y la falta de señalización y de patrullaje convierten en inseguro el tramo Barcelona-Boca de Uchire: de noche, los asaltantes aprovechan esas condiciones para cercar y someter a las víctimas potenciales con armas de fuego. Utilizan el mismo modus operandi que en otras vías del país: lanzan «miguelitos» a la carretera y «se sientan» a esperar que un carro los pise y se accidente, refiere un chofer que solicitó el anonimato.
En la carretera La Ceiba-Urica (en los límites Monagas-Anzoátegui) abundan los robos a mano armada. Sujetos lanzan piedras y otros objetos para obligar a detener a los conductores y luego someterlos con armas largas. Por lo general ocurre en horas de la noche, cuando no hay tráfico vehicular y la carretera está oscura. No hay registros policiales precisos sobre esta clase de robos.
En Chaguaramas (límites entre los estados Monagas y Bolívar), los delincuentes aprovechan la existencia de reductores de velocidad para someter a los conductores. Los hampones se atraviesan en la carretera con sus armas de fuego y apuntan directamente a los conductores y pasajeros visibles. Esto ocurre después de las 5 pm, reseñan lugareños que solicitaron resguardar sus identidades. También pasa que los asaltantes aprovechan, a pleno mediodía, cuando la circulación vehicular es baja, para atacar.
No hay registros policiales precisos sobre esta clase de robos. Conductores regulares de la zona, consultados por El Pitazo, calculan que ocurren dos robos diarios en esta vía.
La trocha que va de San Miguel, municipio Bolívar de Sucre, hacia los límites con Monagas, es una zona sujeta a los atracos de los piratas de carretera. Lo que sucede, señalan los ciudadanos, es que los delincuentes también se aprovechan de otros obstáculos de la carretera para atracar con armas de fuego a cualquier hora.
Hace un mes, los integrantes de una de esas bandas de piratas de carretera descuartizaron a los miembros de otra banda porque atracaron a sus familiares. Los transportistas calculan que ocurren tres robos al día.
Taguantar, avenida a San Juan Bautista, 31 de Julio, Fucho Tovar y Portachuelo son rutas donde ocurren dos modalidades peligrosas: la primera son los «piques» de carros, que ponen en riesgo la vida de los demás conductores y de los habitantes de los sectores aledaños. Es un fenómeno nocturno.
La otra acción peligrosa, mucho más grave que la anterior, es la colocación de obstáculos en la vía para obligar a frenar a los conductores, que acto seguido son asaltados con armas de fuego. Los conductores reportan el lanzamiento de objetos contundentes con el mismo fin. Algunas veces, los asaltantes usan armas de fuego y, en otras ocasiones, armas blancas.
La banda hamponil de “El Burro” opera en la Troncal 9, en la carretera vieja de Puerto La Cruz a Cumaná, según denuncian los mismos conductores. Afirman que los integrantes del grupo hamponil lanzan piedras a los automóviles para que estos se detengan y así someterlos con armas largas. Por lo general los ataques ocurren en la noche. Esta es otra zona del oriente de Venezuela donde no hay registros oficiales sobre accidentes o heridos por esta causa.
En la carretera que lleva al Muelle de Cariaco, entre Cumaná y Carúpano, los grupos hamponiles han cometido saqueos a camiones que cargan comida. También se han registrado robos a mano armada por delincuentes que aprovechan la ausencia de vigilancia vial y policial para interceptar a los conductores y someterlos a punta de pistola. Los registros policiales sobre estos casos no existen “oficialmente”.
En la Troncal 10, que lleva de Carúpano a Maturín, también se registran hechos de violencia. En todo el tramo carretero opera una banda que se encarga de perseguir a los conductores, colocarles obstáculos o uniformarse como funcionarios de seguridad para atracarlos.
Ocurren hasta cuatro robos al día sin horas específicas ni lugar para perpetrar el atraco. Los delincuentes, además, se llevan secuestradas a sus víctimas hacia zonas enmontadas para despojarlas de sus pertenencias “relajadamente”. Incluso, los delincuentes colocan falsos puntos de control para simular que se trata de un puesto de chequeo con efectivos policiales o militares. Así concretan extorsiones, robo de pertenencias, de dinero y de autos.
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