Mérida.- Huecos, bandas de delincuentes, extorsionadores en alcabalas fantasma son parte de los males viales que afectan el tránsito por los tres estados andinos del país.
Si bien es cierto que durante la pasada campaña electoral, por los comicios del 9 de diciembre, numerosos candidatos se dedicaron a reparar las troneras de las principales avenidas de la capital merideña, luego de esas reparaciones las vialidades quedaron de nuevo a merced de los elementos. Volvieron a aparecer huecos que, en el menor de los casos, desinflarán cauchos, pero que también pueden provocar choques y volcamientos.
En un recorrido realizado por esta ciudad, el equipo de El Pitazo pudo confirmar que pese a ese esfuerzo por reparar las calles, el deterioro permanece. Asimismo, hay muchas alcantarillas que no tienen tapas. También se observó el mal estado en que se encuentran los semáforos y las señalizaciones viales.
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Esta situación es una cara más de los múltiples problemas que enfrentan diariamente los merideños. «Intentar un viaje a cualquier lugar es una temeridad. Huecos, inseguridad, bombas de gasolina sin combustible, peligro en las alcabalas y el riesgo permanente de que su auto sufra algún desperfecto y de pronto usted se encuentre a merced del hampa, puede pasar en cualquier momento», comenta Arinda Engelke, merideña que cada 15 días solía viajar con su familia. Ha abandonado esta costumbre por los riesgos que implica.
Recientemente, en los túneles de la autopista Rafael Caldera del estado Mérida se registró un accidente en el que una joven perdió un ojo debido a que el conductor de un camión trató de esquivar un hueco y chocó con el carro donde ella viajaba.
En otro hecho, Mónica Jaimes señaló que hace dos semanas fue víctima de un robo en el terminal de pasajeros de Mérida cuando se disponía a viajar al páramo. Esperaba dentro del autobús la salida a su destino cuando unos delincuentes robaron a todos los pasajeros.
En Trujillo se está a merced de bandas delictivas
En las carreteras que comunican al estado Trujillo con otras regiones, como es el caso de la Troncal 1, que conduce al estado Mérida, y la Troncal 7, que lleva a Portuguesa, la seguridad es más frágil en época de lluvia.
Los aguaceros y las crecidas de los ríos han ocasionado que varios tramos estén llenos de huecos y fallas de borde, que son un riesgo para la vida de conductores y pasajeros. Aunque el paso en ambas carreteras ha sido despejado, no se han realizado trabajos para repararlas ni de tipo preventivo mientras permanece la estación de sequía.
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En el caso de la vía del Eje Panamericano, que une al estado con el occidente del país, además de los ocasionales agujeros y fallas de borde, una de ellas en el tramo Motatán-Agua Viva, en el municipio Motatán (en reparación desde mayo), el verdadero peligro es el crimen organizado. Allí, la banda de “el Cagón”, uno de los más buscados, se dedica al robo, extorsión y sicariato entre Trujillo y Zulia.
De acuerdo con fuentes de seguridad, desde julio de 2018 el índice de hechos viales son más frecuentes en la Troncal 7: Pampanito se encuentra en primer lugar con 72 % de frecuencia de hechos; Valera le sigue con 65 %; y Trujillo, con 40 % de los accidentes.
En el Eje Panamericano, la lista la encabeza el municipio Miranda, con 75 % de los hechos; le sigue José Felipe Márquez Cañizales, con 72 %; el municipio Sucre, con 68 %; y Andrés Bello, con 43 %.
En cuanto al índice de ataques de piratas de carretera, principalmente en la Panamericana, no bajan de 60 % los delitos cometidos en las vías de la región. El municipio La Ceiba ocupa el primer lugar, con 94 %; le siguen el municipio Andrés Bello, con 92 %; José Felipe Márquez Cañizales, con 86 %; y Miranda, con 84 %.
Los índices criminales más bajos los ocupan Monte Carmelo, con 73 % y Sucre, con 63 %. En la troncal 7, Boconó encabeza los ataques de la delincuencia en carreteras, con 89 % y le siguen Trujillo, con 57% y Valera, con 52%.
Hartos de huecos y extorsiones
La vialidad del estado Táchira está llena de huecos. Ninguno de sus 29 municipios se salva de los boquetes viales, aunque la situación se complica más para quienes transitan por la vía Panamericana, que comunica a la entidad con los estados Mérida y Trujillo. Desde el mes de octubre, derrumbes generados por la crecida de los ríos mantienen a los conductores en búsqueda permanente de vías alternas, pasando por afluentes hídricos y haciendo trasbordos.
A diferencia de otros estados del país, a los transportistas y conductores particulares no les ha tocado enfrentarse a piratas de carretera ni a atracadores que usan obstáculos para robar. Los daños a sus vehículos conforman su principal fuente de preocupación.
Son tales los daños que enfrentan, principalmente en el tren delantero de sus carros, que según el presidente del Sindicato de Transporte del estado Táchira, Germán Duarte, solo 5 % de la flota que hacía viajes a todo el territorio nacional está operativa, pues son más los gastos por cauchos rotos y repuestos del tren delantero que los ingresos percibidos.
“La situación es de desidia general del Gobierno. Ni siquiera donde han colocado peajes están arreglando las carreteras. Se está viajando con mucho cuidado porque hay poco transporte y por eso ya hay presión de pasajeros en los terminales. La peor vía es la Panamericana, que viene de Trujillo a Táchira y El Vigía. Incluso las vías urbanas están sin ningún tipo de mantenimiento”, dijo.
En San Cristóbal se han registrado dos situaciones por huecos y obstáculos con fines delictivos. El primero fue el fallecimiento de un arquitecto de 50 años de edad, que se trasladaba en moto el 20 de noviembre de 2018 por la avenida Los Agustinos. Perdió el control al intentar esquivar un hueco que medía aproximadamente cinco metros. En el lugar ya habían ocurrido accidentes y se habían realizado denuncias frecuentes. El segundo fue el pasado 8 de diciembre, en La Castra, donde dos personas resultaron heridas cuando su vehículo chocó en horas de la madrugada contra unas piedras que fueron colocadas por antisociales para robar a las posibles víctimas. A las dos personas mencionadas les robaron sus teléfonos celulares.
Extorsiones
Aunque en las vías del Táchira no se han registrado robos a las unidades de transporte, sí se presentan extorsiones constantes de la Guardia Nacional. Según transportistas que solicitaron no ser identificados por temor a represalias, funcionarios de dicha institución militar los paran en las alcabalas para revisar a los pasajeros y constatar si llevan dólares o pesos, y los extorsionan para obligarlos a pagar sobornos en divisas. Se atribuye este tipo de actividad a la diáspora de venezolanos que huyen del país por la frontera con Colombia.
“Bajan a quienes vienen de Caracas o de otras partes del país; les revisan todo y les quitan la moneda extranjera. Eso pasa todo el tiempo. Estamos cansados de verlo, pero no tenemos a quién denunciar porque ellos son la autoridad”, expresó uno de los conductores que viaja frecuentemente a Caracas.