La sentencia establece que dichas prácticas de vigilancia también están «sujetas» a los derechos fundamentales aunque se produzcan fuera de territorio alemán, y que la ley que las regula actualmente infringe dos de ellos, el derecho al secreto de las comunicaciones y el derecho a la libertad de prensa.
«Esto afecta tanto a la recolección y el procesamiento de datos, como la transmisión de estos datos a otras instituciones y a la cooperación con servicios de inteligencia extranjeros», puntualiza la sentencia emitida este martes 19 de mayo por el tribunal con sede en Karlsruhe (sur de Alemania).
Sin embargo, el Tribunal establece que sí que es posible remodelar la ley que regula la actividad del Bundesnachrichtendienst (BND), el servicio secreto extranjero, y otorga un plazo hasta finales de 2021 para adaptar la legislación de forma que cumpla con los principios constitucionales.
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La ley actual, de 2017, autoriza al BND a revisar el tráfico de datos a gran escala sin que existan sospechas concretas y, aunque los ciudadanos alemanes están protegidos, en principio, contra este tipo de vigilancia, sí que es legal interceptar las comunicaciones de extranjeros en el extranjero.
Protección de las fuentes
Reporteros sin Fronteras, junto con otras organizaciones, llevó el caso al Constitucional al considerar que los controles a los que está sometida la actividad del BND son insuficientes y hay demasiados vacíos legales que pueden contribuir a que los periodistas no puedan desempeñar su labor con las suficientes garantías.
Poco antes de conocerse la sentencia, Christian Mihr de Reporteros sin Fronteras expresó en declaraciones a la emisora de radio RBB su esperanza de que ésta contribuyese a fortalecer «la protección de las fuentes a escala internacional en el ámbito digital».
Mihr destacó la importancia del secreto de las comunicaciones y advirtió que las escuchas a periodistas pueden contribuir a que «las fuentes ya no se dirijan a ellos para hablarles de trapos sucios y de corrupción».
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El BND y el Gobierno alemán, por su parte, argumentan que no es posible renunciar a las escuchas, puesto que informaciones obtenidas por esta vía han contribuido a evitar atentados contra soldados alemanes y han sido de utilidad para lidiar con ciberataques y secuestros.
En 2017, el semanario alemán Der Spiegel desveló que los servicios secretos germanos habían espiado a diversos medios de comunicación, entre ellos la cadena BBC, la agencia Reuters y el diario The New York Times.
El reportaje salió a la luz poco después de que concluyera la labor de la comisión de investigación del Parlamento alemán que durante casi tres años había analizado el escándalo del espionaje de EE. UU. a países aliados y la colaboración prestada por los servicios secretos germanos.