Manifestantes protestaron el martes 12 de noviembre en la céntrica Plaza Italia de Santiago, durante una nueva jornada nacional de movilizaciones. | Foto: Efe/Orlando Barría
Santiago de Chile.– La movilización ciudadana de la tarde de este martes culminó una jornada de alta agitación en Chile, que comenzó en la mañana con una huelga general y mantiene en alza la presión contra el gobierno, además de estar llevando a la economía chilena a unos guarismos poco esperanzadores.
La jornada estuvo también ensombrecida, sobre todo en su parte final, por graves hechos de violencia, principalmente por la quema de algunos edificios, tanto en la capital como en otras ciudades del país.
El llamado a paro por la mañana fue secundado por miles de personas de distintos gremios profesionales y de servicios.
Los reclamos de la huelga coinciden con los que una gran parte de la ciudadanía lleva elevando desde hace más de tres semanas, cuando comenzó en el país un estallido social sin precedentes para que se hagan reformas profundas en los modelos de pensiones, sanidad y educación, entre otros.
El carácter festivo y pacífico fue la nota dominante durante el desarrollo de la jornada de paro, con grandes masas de gente en las calles de todo el país y sin incidentes relevantes.
En la tarde, decenas de miles de personas volvieron de nuevo a las calles en un día más de movilizaciones sociales y ya van 25 desde que la ciudadanía decidiera levantarse con el ánimo de construir un país más justo.
En Santiago, la céntrica Plaza Italia volvió a ser el punto de encuentro, en un ambiente pacífico y festivo en el que sonaron tambores, trompetas y cánticos.
Con la llegada de la noche, sobre los edificios aledaños de la plaza se proyectó la imagen de unos ojos rayados por una línea en diagonal, en denuncia por las lesiones oculares que están sufriendo muchos manifestantes por los balines de goma que las fuerzas del orden disparan para reprimir las manifestaciones.
La jornada de movilizaciones quedó manchada por algunos episodios violentos, concentrados en algunas esquinas del centro de la capital chilena, donde se volvió a saquear y quemar el Hotel Principado de Asturias, se saqueó y se prendió el restaurante La Hacienda Gaucha y se atacó de nuevo la Embajada de Argentina.
Los violentos también generaron un incendio en la iglesia de la Veracruz, del barrio céntrico de Lastarria, y construyeron y prendieron en llamas varias barricadas callejeras.
En otras ciudades como Antofagasta (norte), Viña del Mar (centro) y Concepción (sur) también fueron atacados edificios públicos y comerciales.
Los episodios de violencia y vandalismo han acompañado las protestas desde su inicio, el 18 de octubre, y en su marco han fallecido al menos 20 personas, mientras que miles han sido heridas.
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Al tiempo, sobre las fuerzas del orden y el Ejército -que durante la primera semana de crisis se encargó de la seguridad- pesan cientos de denuncias por la presunta comisión de violaciones de derechos humanos por su acción represora.
En lo político, sigue el debate sobre la manera de afrontar el proceso constituyente al que se abrió el gobierno para dotar al país de una nueva Carta Magna que posibilite las reformas que reclaman los ciudadanos.
El gobierno pretende hacerlo mediante el Congreso Nacional y con una participación ciudadana aún no definida, mientras que la oposición en bloque firmó este martes un documento para que esta reforma se haga mediante un plebiscito previo y una asamblea constituyente que elija democráticamente a ciudadanos para redactar el nuevo texto constitucional, que finalmente sería sometido a referéndum.
«El gobierno debe comprender que las y los ciudadanos movilizados en las calles de todo el país exigen participar de este proceso histórico. Cerrar la puerta a la participación ciudadana constituye un nuevo y grave error del presidente Sebastián Piñera (…) En este momento, el camino para construir el futuro es plebiscito, asamblea constituyente y nueva Constitución», se lee en el documento.
En el aspecto económico, la jornada fue aciaga, con una divisa nacional que alcanzó mínimos históricos, ubicándose en los 781 pesos por dólar; una bolsa que cerró con una caída de en torno a 1,70 %, pero que durante la jornada llegó a desplomarse por encima del 3 % y unas expectativas de crecimiento económico que se ajustan a la baja.
El desplome de la moneda local motivó la intervención verbal del Banco Central que, a través de un comunicado, defendió la solvencia del sistema financiero chileno y anunció que tiene las herramientas para actuar para normalizar la situación.
Por otro lado, la Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central ajustó a la baja el crecimiento del país y lo situó en 1,9 % para este año y en 2,3 % para 2020, frente a la anterior estimación de un crecimiento de 2,5 % para este año y de entre 3 % y 3,5 % para el próximo.
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