El conservador Partido Popular (PP) obtiene la victoria en las elecciones regionales de Castilla y León, en el centro de España, pero no consigue mayoría suficiente para gobernar, por lo que necesitará el apoyo de la ultraderecha de Vox, que se dispara en estos comicios.
Con el 95 % de los votos escrutados, el PP consigue 31 escaños de los 81 del Parlamento regional, muy lejos de la mayoría holgada a la que aspiraba y que le auguraban los sondeos cuando se convocaron las elecciones de manera anticipada.
Los socialistas (Psoe), que gobiernan en España y ganaron los anteriores comicios, aunque no pudieron formar ejecutivo en esta región, consiguen 28 escaños, 7 menos de los que tenía, y no sumarían con grupos de izquierda o plataformas provinciales para poder llegar al Ejecutivo (se necesitan 41 escaños para la mayoría absoluta).
Pero el gran triunfador de la noche fue Vox, que pasó de un solo procurador, como se llaman a los diputados en el parlamento de Catilla y León, a 13 y se convierten en imprescindibles si el PP quiere gobernar, ya que juntos consiguen mayoría.
Por otro lado, el perdedor sin paliativos es Ciudadanos, (liberales), que hasta que se convocaron estas elecciones anticipadas formaban parte del Gobierno de coalición con el PP en la región, y que ahora se queda con un escaño en el Parlamento regional.
Con estos resultados, Castilla y León, región tradicionalmente conservadora, donde el Partido Popular gobierna desde hace 35 años, se enfrenta a partir de ahora a la negociación política para conseguir un gobierno estable del PP con Vox como único socio posible, después de haber hecho una dura campaña electoral contra ese partido, el más directo competidor en su electorado.
El resultado de las elecciones regionales en Castilla y León también tiene una interpretación en clave nacional, ya que muchos analistas interpretaron el adelanto electoral, en teoría sin estar justificado, como una maniobra del PP para conseguir una victoria clara y afianzar su posición de cara a las elecciones generales previstas para 2023, que el PP aspira a ganar para desplazar del poder a los socialistas.
En este sentido, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, hizo una intensa campaña en la región, a la que está muy unido, ya que es su lugar de nacimiento y fue diputado en el Congreso español por una de sus provincias desde 2011 a 2016.
También el presidente del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez hizo campaña en Castilla y León y muchos de sus ministros, aunque los socialistas se mostraron más cautos en cuanto al resultado electoral.
El PP partía con expectativas muy altas, según las encuestas cuando se convocaron elecciones anticipadas, pero tras quince días de campaña, en la que los asuntos nacionales como la reforma laboral o el reparto de los fondos europeos, fueron los protagonistas, la victoria ha sido más ajustada de lo esperado.
Además, falta por ver el efecto que estos resultados, solo dos escaños más para el PP de los que tenía y un triunfo claro de Vox, tiene en el líder del PP, después de haber hecho una apuesta tan clara por estos comicios anticipados.
Castilla y León es un claro exponente de lo que se ha dado en llamar la “España vaciada”, con un 20 % de la superficie del país es la región más extensa, solo cuenta con el 5 % de la población, poco más de 2,3 millones de habitantes.
Y en este contexto se entiende a formaciones como Soria Ya, Unión del Pueblo Leonés (UPL) y Por Ávila, que se presentaban en tres provincias.
Como defensores de los derechos de los habitantes de esas zonas despobladas, han conseguido hoy una representación de 6 escaños, aunque no serán definitivos para la formación de Gobierno.
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