El Ejército y la Policía de Filipinas abogaron por reimplantar la ley marcial en la convulsa región de Mindanao para contener la amenaza yihadista después del doble atentado del lunes atribuido a Abu Sayyaf en la provincia de Sulu, al sur del país, que causó 15 muertos y 75 heridos.
«Eso permitirá que el Ejército y la Policía tengan más flexibilidad operacional a la hora de llevar a cabo operativos contra los grupos en el área», afirmó en un comunicado la noche del martes el jefe de la Policía Nacional de Filipinas, Archie Gamboa.
El mensaje de Gamboa siguió a las declaraciones del jefe del Ejército, el teniente coronel Cirilito Sobejana, quien en una entrevista radiofónica horas antes también abogó por la vuelta de la ley marcial en Mindanao, que incluye a Sulu.
Entre mayo de 2017 y diciembre de 2019, esta región con zonas de mayoría musulmana estuvo bajo ley marcial a raíz del asedio a la ciudad de Marawi por grupos yihadistas, liberada tras cinco meses de combates.
Sobejana también indicó en la entrevista que los avances en la investigación apuntan a que las dos bombas que explotaron en una céntrica zona de la ciudad de Jolo fueron detonadas por dos terroristas suicidas; contradiciendo la primera versión que señalaba que la primera explosión fue una bomba insertada en una moto, mientras que la segunda la detonó una terrorista suicida.
El doble atentado mató a ocho soldados, un policía y seis civiles, según el último recuento de víctimas; mientras se recopilan muestras de ADN de las atacantes para confirmar si fueron una o dos las que se inmolaron.
Las sospechosas son una indonesia, viuda de Normal Lasuca, el primer terrorista suicida filipino responsable del ataque de junio de 2019 en la ciudad de Indanan, también en la provincia de Sulu; y la esposa filipina de uno de los cabecillas de Abu Sayyaf, conocido por el apodo de Abu Dalha.
Nueva ola de ataques suicidas
Lasuca, el primer filipino en la historia en perpetrar un ataque suicida, mató a tres soldados y tres civiles al hacer detonar una bomba en la entrada de un campamento militar en la ciudad de Indanan, ubicada en la remota provincia de Sulu, convertida en el principal refugio de Abu Sayyaf, grupo leal al Estado Islámico que se cree que está detrás de los recientes atentados suicidas que han azotado Filipinas en los últimos dos años.
La investigación también baraja que alguna de las responsables sea la hija de la pareja indonesia de terroristas suicidas, vinculada a Abu Sayyaf, que perpetró el doble atentado en la misa dominical en la catedral de Jolo en enero de 2019, en el que murieron 23 personas y más de cien resultaron heridas, el más letal ocurrido en Filipinas en los últimos años.
Las autoridades también buscan a Mundi Sawadjaan, experto en bombas que consideran autor intelectual del doble atentado del lunes. Es sobrino del líder del Abu Sayyaf, Hatib Hajan Sawadjaan, emir del EI en el Sudeste Asiático.
Aunque el terrorismo islamista no es nuevo en Filipinas, los ataques suicidas no corresponden al «modus operandi» clásico de los grupos locales, una nueva amenaza en el país, que ya ha registrado cinco atentados de este tipo en dos años, todos reivindicados por el EI y cometidos con el apoyo logístico de Abu Sayyaf.
Se cree que en Sulu hay unos 300 efectivos de Abu Sayyaf y alrededor de un centenar de terroristas extranjeros, huidos del extinto califato del EI, que habrían importado a Filipinas una versión más radical de la yihad.