Pekín.- Un total de 1.255 vuelos de entrada y salida a Pekín fueron cancelados hasta la mañana de este miércoles desde que el Gobierno municipal aumentara el martes por la noche el nivel de emergencia por el COVID-19, informó la prensa local.
En concreto, han sido cancelados 615 vuelos de salida y 640 de entrada, según el rotativo Global Times, desde que Pekín subiese la alerta en un intento de frenar la propagación masiva del rebrote detectado el pasado jueves en el mercado mayorista de Xinfadi, que deja hasta ahora 137 casos confirmados.
Por otra parte, el periódico apunta que algunos de los pacientes que han sido atendidos estos días en los hospitales presentaron «síntomas atípicos» del COVID-19, tales como malestar en las articulaciones, algo que los médicos consideran «extraño».
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Asimismo, más de cien trabajadores sanitarios de 19 hospitales han sido enviados desde el lunes al céntrico hospital de Ditan, el principal dedicado ahora a tratar a los pacientes que contraen el COVID-19.
La subsecretaria general del gobierno municipal pequinés, Chen Bei, anunció el martes que la ciudad pasa del tercer al segundo nivel de emergencia, con lo que, entre otras medidas, las comunidades de vecinos volverán a comprobar la identidad y el estado de salud de los residentes y a tomarles la temperatura.
Este confinamiento parcial implica la suspensión de todas las clases presenciales en educación primaria, secundaria y superior, y se aconseja a los residentes que trabajen desde el domicilio, mientras que las comunidades en áreas de riesgo «alto» quedarán selladas y no se permitirá que nadie salga de ellas.
También cierran los mercados subterráneos, mientras que bibliotecas, museos y parques abrirán durante un tiempo limitado y con un aforo no superior al 30 % de su capacidad.
Se suspenden asimismo los vuelos interprovinciales y quedan prohibidos los viajes en grupo transprovinciales, anunció Chen, quien explicó que «la situación en Pekín sigue siendo grave».
La vuelta a la normalidad después de que la ciudad bajase el nivel de emergencia a principios de junio ha quedado en suspenso, y la prioridad de las autoridades es impedir que el virus se extienda o que llegue a otras ciudades.
Por otra parte, continúan las pruebas de ácido nucleico para todos aquellos que hayan tenido contacto con casos confirmados o que hayan visitado el mercado de Xinfadi, el principal de la metrópolis, cerrado desde el sábado.
Hasta ahora sólo ha trascendido que el patógeno fue detectado en una tabla de cortar pescado empleada por un vendedor de salmón importado en Xinfadi, y algunos expertos chinos han afirmado que este rebrote del virus es «probablemente más infeccioso» que el detectado en Wuhan, la capital provincial de Hubei, donde comenzó a propagarse el COVID-19.
Además de las pruebas y las medidas de control y prevención, Pekín ha intensificado la inspección de los mercados de productos frescos, cerdo congelado, ternera, cordero y productos avícolas, y se examinan otros negocios, incluidos supermercados y restaurantes, para garantizar que no circulan productos contaminados con el patógeno.
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