Bogotá.- Nuevas terapias biológicas han generado eficacia y seguridad en el tratamiento de enfermedades inflamatorias tipo 2 como el asma y mejoran considerablemente la calidad de vida de millones de pacientes, según los expertos.
“La inflamación tipo 2 es una respuesta desproporcionada de las defensas del organismo, ante agentes exógenos, lo que produce alergias o enfermedades inflamatorias como el asma y la dermatitis atópica, entre otras, que aunque no tienen cura son tratables”, explicó a EFE el alergólogo colombiano Julián Londoño, quien participó en un taller organizado por la farmacéutica Sanofi.
“Una de las urgencias es tener calidad de vida, ese es uno de los puntos más críticos”, dice Gregorio, un paciente que padece asma y rinosinusitis crónica con pólipos nasales (RSCcPN), por las que incluso llegó a perder el olfato y sufrir alteraciones del sueño.
El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas con episodios recurrentes de silbidos en el pecho, dificultad respiratoria, tos, opresión torácica y crisis o exacerbaciones.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), el asma es una de las principales enfermedades no transmisibles, con cerca de 300 millones de personas afectadas en el mundo, mayormente niños, y unas 400.000 muertes anuales, según datos de 2019.
El organismo ha alertado que la mayor parte de esas muertes por asma ocurre en países de ingresos bajo y mediano-bajo, donde la falta de diagnóstico y tratamiento supone un problema.
En cuanto a casos, países latinoamericanos como Costa Rica y Panamá muestran una prevalencia considerable de asma, y otros, como Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Ecuador, tienen tasas altas de dermatitis atópica, según señala Elizabeth García, especialista en alergia e inmunología clínica.
García detalló que estas enfermedades tienen en común el gran impacto en la salud emocional y mental porque junto con los síntomas se suman los eventos adversos de algunos medicamentos y el deterioro en la actividad física de las personas con asma.
“La dificultad aumenta cuando el paciente con asma desarrolla patologías del mismo tipo a la vez y sufre síntomas de cada una de ellas, como el enrojecimiento de la piel y la picazón desesperante de la dermatitis atópica, trastornos del sueño por el asma y la reducción del olfato por la rinosinusitis”, dice la experta.
Gregorio, paciente que padece asma, contó en entrevista con la agencia EFE de noticias que uno de los problemas más graves de esta enfermedad es el sueño, el cansancio y todo lo que eso implica para la vida cotidiana. “Además del agotamiento físico, produce estrés, ansiedad e incertidumbre. Yo también perdí el olfato, lo que me afectó hasta para comer, aunque con los últimos tratamientos lo he recuperado bastante”, subrayó.
Según el alergólogo colombiano Julián Londoño, las enfermedades inflamatorias tipo 2 muestran unos mecanismos moleculares muy similares y eso explica la “sobreposición entre varias de ellas”. “Hay pacientes que presentan rinitis, rinosinusitis, dermatitis atópica, asma e incluso alergia alimentaria. Todo esto lo conocemos como la marcha atópica, secuencia de enfermedades alérgicas que tiene una persona a lo largo del tiempo”, indicó Londoño.
Los dos médicos recalcaron que hasta ahora una sola terapia biológica ha mostrado eficacia en el tratamiento de tres de esas enfermedades: asma, RSCcPN y dermatitis atópica.
“Por primera vez podemos decir que por fin tenemos disponibilidad de terapias que son realmente efectivas, porque los tratamientos previos no lo eran tanto y conllevaban más efectos adversos”, sostiene Londoño.
La terapia, llamada dupilumab, es un anticuerpo monoclonal -un tipo de proteína artificial que actúa como anticuerpo en el sistema inmunitario- que bloquea la acción de las proteínas IL-4 e IL-13, claves en la aparición de los síntomas de la dermatitis atópica, el asma y la RSCcPN.
“Esta es una de las moléculas más avanzadas, que muestra un alto costo-efectividad y amplio control de las enfermedades facilitando mejor calidad de vida, no solo contra el asma, sino para otras patologías relacionadas”, afirmó el especialista.
Londoño resaltó que los científicos trabajan en alternativas que impacten los genes defectuosos, con el fin de que el paciente exprese sus moléculas normales y no se generen estas condiciones, pero estima que esas terapias pueden tardar entre 10 o 20 años más.
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