Caracas.- La debacle electoral sufrida este domingo por el partido izquierdista Syriza y la convocatoria de comicios anticipados pone una vez más de manifiesto que ningún Gobierno griego es capaz de sobrevivir a un programa de rescate sin que la ciudadanía le pase factura.
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A pesar de que el verano pasado Grecia puso fin a ocho años de rescates y el Gobierno de Alexis Tsipras tomó las riendas de su política económica con la clara intención de demostrar a los ciudadanos que seguían siendo el partido izquierdista que ganó las elecciones en 2015, la decepción ha calado en los comicios europeos, regionales y locales.
Los resultados de las elecciones europeas dan a Syriza casi el 24 % frente a más de un 33 % obtenido por la conservadora Nueva Democracia (ND).
La subida del salario mínimo y la reciente aprobación de una ley que facilita la devolución de deudas con pagos fraccionados a Hacienda, la Seguridad Social y los municipios; la reducción sustancial del IVA y la restauración de la decimotercera paga a los jubilados han sido consideradas por muchos como regalos preelectorales, a pesar de que las circunstancias no permitían su implementación antes.
La diferencia de casi 10 puntos entre Syriza y ND es la mayor jamás registrada entre los dos principales partidos en unas elecciones europeas en Grecia. Los comicios municipales y regionales —aún a la espera de la segunda vuelta, que se celebrará la próxima semana— han dejado un panorama similar.
Cuatro años después de que Europa y los mercados temblasen ante el alzamiento de una fuerza que calificaron de «izquierda radical», el pueblo heleno se ha quedado frío ante las promesas incumplidas y los años de austeridad y ha pintado prácticamente todo su mapa de azul conservador.
Dos horas después de conocer los resultados oficiales, Tsipras anunció que después de la segunda vuelta de las elecciones municipales y regionales pedirá al presidente del país, Prokopis Pavlópulos, la convocatoria inmediata de elecciones generales, que previsiblemente se celebrarán el 30 de junio.
El primer ministro dijo que se trataba de una decisión ética «para que el pueblo griego sea el único en tomar la decisión final: si quiere continuar con un plan para apoyar a la mayoría o si quiere regresar a la oscuridad de la austeridad, al FMI, al ayer».
A los desencantados se ha sumado el voto nacionalista, que ha demostrado su rechazo al acuerdo fraguado por Tsipras para solucionar el conflicto histórico con el país vecino, ya Macedonia del Norte, sobre su nombre.
Además de redirigir a muchos votantes hacia Nueva Democracia, especialmente en el norte del país, la tumultuosa resolución del conflicto con la exrepública yugoslava ha sacado a la calle de nuevo a la extrema derecha.
Aunque aparentemente los datos señalan que esta tendencia ha perdido fuerza con el paso de los neonazis de Amanecer Dorado del tercer al quinto lugar con un 4,8 % —muy por debajo del 9,4 % alcanzado en las elecciones europeas de 2014—, la verdad es que se ha fragmentado con la creación de Solución Griega, otro partido de corte similar, y en su conjunto se mantienen.
Uno de los 21 eurodiputados que corresponden a Grecia será Kyriacos Velópulos, el líder de este partido, un hombre con muchas caras, todas de extrema derecha: presentador de teletienda, hombre de negocios, amante de las noticias falsas y político nacionalista cuyas fuentes de financiación se desconocen.
Otro factor a tener en cuenta para entender el batacazo a Syriza en este superdomingo electoral es la amplia abstención en un país en el que votar es obligatorio. Según los últimos datos, la participación tan solo alcanzó el 58,48 %.
Aunque mientras Grecia se encontraba bajo la tutela de los acreedores Tsipras se convirtió en uno de los alumnos más aplicados de la troika de acreedores y la economía griega ha mejorado, los mercados hoy han celebrado la victoria conservadora y la convocatoria de elecciones llevando el bono a 10 años a su mínimo histórico (3,05 %).
Tras el shock inicial, la reflexión y la autocrítica son hoy las protagonistas en la sede de Syriza. Esta tarde el comité central del partido se reúne para trazar una estrategia ante el desafío que tienen por delante: recuperar la confianza que les ha sido retirada.
Uno de los primeros en analizar los resultados ha sido el exministro de Educación Nikos Filis, quien culpa de los resultados el haber firmado un rescate que, aunque quizá menos lesivo, les obligó a aplicar políticas neoliberales; a que en otras políticas que no se veían condicionadas por los acreedores les faltó audacia y a que en este tiempo Gobierno y ciudadanos se han distanciado.
Información de EFE
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