Shanghái (China).- Las autoridades de la ciudad nororiental china de Harbin detectaron más de 40 casos de COVID-19 relacionados con un importante matadero avícola, lo que ha supuesto que algunos supermercados de la zona retiren sus productos a la espera de hacerles pruebas, informó este 22 de enero la prensa local.
De los 41 casos totales de los que las autoridades municipales dieron parte la noche del 21 de enero, 10 son trabajadores de la planta que presentan síntomas; de los 31 asintomáticos, 28 son empleados y los otros 3, familiares.
La fábrica, perteneciente al conglomerado tailandés Charoen Pokphand (CP, uno de los mayores productores de carne de ave del mundo), sacrifica a unos 58 millones de pollos al año y también procesa miles de toneladas de soja y derivados, según el portal de noticias Sina.
Tras detectarse este brote, el Gobierno local decidió cerrar temporalmente la fábrica y tomar unas 1.650 muestras ambientales, entre las que se han encontrado virus en partes del matadero o en las cámaras frigoríficas, así como en el empaquetado exterior de varios productos.
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Yonghui, la tercera mayor cadena de supermercados del país por volumen de ventas, ha retirado todos los productos procedentes de la fábrica afectada de sus establecimientos en la provincia de Heilongjiang, de la que Harbin es capital, según el diario económico Jiemian.
Un representante de CP afirmó que la de Harbin es solo una de las fábricas que la compañía tiene en el país y que la situación allí no afecta a la producción ni a sus canales de venta en otros puntos de China.
Según fuentes del sector de la distribución citadas por Jiemian, hasta el momento los productos importados desde el extranjero en cadena de frío deben someterse a pruebas del coronavirus en los controles aduaneros, mientras que los producidos en China no han de cumplir con ese requisito.
En los últimos meses, China ha anunciado frecuentemente la detección de coronavirus en el empaquetado exterior de productos importados en cadena de frío desde otros países, especialmente carnes y mariscos procedentes de Latinoamérica o de otros países asiáticos.
La prensa oficial lleva semanas impulsando la narrativa de que el primer brote de COVID-19, detectado en la ciudad centro-oriental de Wuhan, podría haberse debido a productos importados de otros países y vendidos posteriormente en el mercado de Huanan, donde se produjeron los primeros contagios a nivel mundial de los que se tiene constancia.
De hecho, un alto cargo de la Comisión Nacional de Sanidad aseguró la semana pasada que los últimos rebrotes registrados en diversas partes de China —con cifras de contagios diarios no vistas desde mediados del año pasado— se deben a la llegada de viajeros desde el extranjero o a productos contaminados que han sido importados en cadenas de frío.
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