Las autoridades australianas activaron de nuevo este jueves la alerta por peligro de incendios, que desde septiembre han arrasado un terreno del tamaño de Siria (180.000 kilómetros cuadrados), por la subida de temperaturas, que superan en algunos puntos los 40 grados.
En la región de Sídney, donde los termómetros alcanzaron los 41 grados, se temen condiciones de calor intenso, fuertes vientos y potenciales tormentas que podrían agravar la situación.
La Oficina Meteorológica del estado de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney y en donde arden 64 incendios, 19 de ellos sin control, indicó que los fuertes vientos en altas montañas «aumentan el peligro de incendios».
“Es posible que (los fuegos) se aviven o comiencen otros”, señaló Shane Fitzsimmons, jefe de los bomberos de Nueva Gales del Sur, en una rueda de prensa donde remarcó la dificultad de la presente jornada.
Mientras, las autoridades del Territorio de la Capital Australiana, que incluye a Camberra, también están en alerta por el peligro de incendios durante la jornada, antes de que las temperaturas vuelvan a descender el viernes.
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Los incendios forestales, que arden desde septiembre pasado y se agravaron durante la Nochevieja, ya han matado a 29 personas y afectado a más de mil millones de animales, así como calcinado más de 2.500 viviendas y 180.000 kilómetros cuadrados de terreno, similar al área que ocupa Siria.
Estos fuegos, que según los expertos son más intensos debido al calentamiento global, han emitido desde que se iniciaron 400 megatones de dióxido de carbono en la atmósfera, un valor que equivale al promedio anual de emisiones del país, según el programa de monitoreo Copérnico.
Una encuesta del Instituto Australia publicada este miércoles reveló que 57 % de los 24,6 millones de habitantes sintió el impacto de los incendios y el humo procedente de ellos, mientras que 26 %, que representan a más de cinco millones de adultos australianos, experimentaron problemas de salud.
Asimismo, el informe indica que alrededor de 1,8 millones de personas no pudieron trabajar por los incendios, una pérdida en la productividad estimada en 1.300 millones de dólares australianos (894 millones de dólares americanos o 806 millones de euros).
«Australia está en las garras de un desastre climático nacional. Los impactos sociales, económicos y médicos son enormes y apenas comienzan a hacerse evidentes», dijo Tom Swann, investigador principal del Instituto Australia.
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