El estado de Australia Meridional decretó un confinamiento de seis días a partir de este miércoles en Adelaida, la segunda mayor ciudad del país, para frenar un foco de coronavirus. Los colegios, restaurantes y fábricas permanecerán cerrados y los 1,8 millones de habitantes confinados en sus casas.
Esta medida se produce tras la aparición de dos nuevos casos relacionados con un foco de coronavirus detectado en un hotel de Adelaida, donde permanecen confinadas las personas que llegan del extranjero. El miércoles había 22 casos en la ciudad.
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Las bodas y los entierros también quedan prohibidos y la mascarilla es obligatoria en público en este estado, que apenas había registrado casos desde abril.
«Golpeamos fuerte y pronto. El tiempo apremia y debemos actuar rápida y firmemente. No podemos esperar a que la situación se deteriore», declaró el primer ministro del Estado, Steven Marshall.
La responsable de los servicios de salud, Nicola Spurrier, subrayó que estas medidas «extremas» deberían permitir al estado buscar los contactos e interrumpir la cadena de transmisión.
El lunes, cuando se registraron 17 casos, miles de personas que habrían estado en contacto recibieron la orden de aislarse. Los vuelos internacionales con destino a esta ciudad también se han suspendido.
Las autoridades temen que el nuevo foco se extienda a poblaciones de riesgo, ya que un guardia de prisiones y empleados de residencias de ancianos han dado positivo.
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El brote de coronavirus en Australia del Sur se da en momentos en que Australia se propone reabrir sus fronteras antes de la Navidad para poner a toda máquina la reactivación económica a medida que retira progresivamente los subsidios salariales y por desempleo.
Australia en su conjunto ha logrado controlar bastante bien la pandemia, con poco más de 27.700 casos y 907 muertos hasta ahora.