Santa Elena.- Con loncheras llenas de productos importados van los niños de Santa Elena de Uairén a sus escuelas y a los centros donde reciben educación extracurricular, a causa de la inexistencia de productos nacionales en la mayoría de los negocios que están en la frontera y a sus altos precios.
Un kilogramo de cambur, en esta localidad que limita con Brasil, llega a 24 mil bolívares solo en efectivo, lo que se traduce en 5 reales brasileños, cantidad con la que un venezolano puede comprar en el vecino país cinco manzanas.
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Las bebidas achocolatadas en Brasil cuestan 1 real, es decir, 3.800 bolívares, mientras que las hechas en Venezuela no bajan de 15.000.
En mercados del poblado brasileño de La Línea, se venden galletas de un real en adelante y variados productos ideales para la merienda de los más pequeños: yogures, compotas, cereales y otras frutas.
“Pese a toda las calamidades que nos echaron este año a los pobladores de
Santa Elena, nuestros niños se siguen alimentando bien y no es por lujo que todavía meriendan, sino porque hacemos un sacrificio en cruzar la frontera para hacer compras; allá es mucho más barato; aquí venden cara la mercancía que viene del centro del país porque le suman los costos del viaje y ganancias”, reportó una docente de la escuela El Salto, quien también es representante de un niño en este mismo plantel.
Como forma de ayudar a solventar el abrupto retorno a clases, vecinos de Santa Elena de Uairén ayudan a familiares que viven en otros estados con el envío de meriendas y útiles escolares comprados en Brasil, precisamente por los bajos costos que estos les representan.
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