Por David Peñaranda

El pasado miércoles 9 de febrero, la Organización No Gubernamental SOS Orinoco denunció la celebración de una fiesta en la cima del Tepuy Kusari, que forma parte del Parque Nacional Canaima. Se trató del cumpleaños 50 de Rafael Oliveros, un empresario vinculado al turismo, con intereses en esa zona.

El hecho generó un nuevo escándalo que salpicó a personalidades y empresarios. Además, generó alarma en grupos dedicados a la conservación de espacios naturales, pues los daños causados por la organización del evento habría puesto en riesgo al ecosistema frágil, que forma parte de uno de los destinos turísticos más importantes del país y que desde 1994 es patrimonio mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida como Unesco.

¿Es legal hacer fiestas en este espacio?

Juan Carlos Amilibia, biólogo y analista de proyectos del equipo Amazonía de Provita, explicó a El Pitazo que el tema de la legalidad recae sobre la legislación que rige esa extensión del territorio, pues todas las formaciones tepuyanas que existen en Venezuela se encuentran de un Parque Nacional o un Monumento Natural.

Las actividades que podrán desarrollarse dentro de estas áreas protegidas están sometidas al régimen de aprobaciones y autorizaciones establecidas en la ley Orgánica para la Ordenación del Territorio y dichas aprobaciones y autorizaciones son otorgadas por el Instituto Nacional de Parques (Inparques).

“La legalidad o no, está suscrita en primera instancia al haber obtenido previamente el permiso y aprobación de Inparques, y por supuesto, que el procesamiento del mismo haya estado ajustado a la norma”, destacó Amibilia.

Canaima | ¿Cómo se preparó la fiesta en el tepuy Kusari?

“Es importante mencionar que los pueblos indígenas tienen un manejo del territorio asociado a los espacios que han ocupado de forma ancestral, con sus propias tradiciones y costumbres. En la mayoría de los casos, por no decir que en todos, para acceder a sus territorios se debe hacer una solicitud a la comunidad indígena y, más aún, cuando se trata de lugares sagrados para ellos como suelen ser los tepuyes, ‘donde viven los dioses y los humanos están prohibidos’. La respuesta de acceso, por lo general, la da el cacique de la comunidad con ciertas condiciones, sin ese permiso no se debería acceder a estos lugares porque sería irrespetar a los pueblos originarios”, resaltó Amilibia.

Los tepuyes son parte de las formaciones naturales más antiguas que existen en el planeta y su estructura en forma de meseta, y el casi inexistente acceso por vía terrestre, han permitido que se desarrollen procesos biológicos únicos, por lo que no es de extrañar que estas estructuras sean consideradas como “islas biológicas” expuestas a numerosos daños en caso de no ser visitadas con las normas correspondientes.

¿Cuál es el impacto ambiental que supone hacer una fiesta en ese espacio?

Amilibia resaltó que las especies y ecosistemas de las cumbres tepuyanas, principalmente, exhiben características muy especiales, a menudo únicas, y con un alto nivel de endemismo, donde los organismos han estado prácticamente aislados en procesos evolutivos por millones de años y entre los riesgos que enfrentan tras una celebración se encuentran:

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1.- Afectación por parte de la limpieza del terreno para abrir espacio y colocar indumentaria asociada a la fiesta

2.- El pisoteo tanto en la instalación de lo que se coloque para la fiesta, como de los asistentes. “Por ejemplo, un humedal característico de los tepuyes son las turberas y en algunos casos tienen entre 3-5 cm de grosor, por lo que con el simple caminar de una persona pueden quedar totalmente destruidas”, explicó Amilibia.

3.- El ruido que impacta la fauna local.

4.- El manejo que se haga de los desechos sólidos y líquidos. “Si no se hace un adecuado manejo de los desechos fecales se podrían introducir nuevos patógenos en el ambiente, pudiendo afectar profundamente a las especies nativas”.

5.- El riesgo asociado a la pérdida de la biodiversidad y ecosistemas únicos que se encuentran en estos lugares “ya que la mínima perturbación puede causar grandes alteraciones a nivel biológico”.

Otro aspecto que resalta Amilibia es que estar en un Tepuy implica un ambiente no controlado para las personas y es que en cualquier momento puede llover abundantemente por horas, ocurren grandes variaciones de temperatura a lo largo del día, el terreno es inestable y la superficie suele ser muy resbaladiza, “además de que no abundan los espacios para hacer campamentos y no son del todo cómodos”, dijo Amilibia.