De las 71 instituciones de educación superior públicas que han sido creadas en Venezuela, cerca de 50 permanecen activas, pero ninguna se encuentra en condiciones óptimas para el reinicio de clases presenciales. La delincuencia y el vandalismo, aunados a la falta de inversión gubenamental y la precariedad salarial de los universitarios, constituyen las principales causas de la ruina en la que se encuentran las universidades que deben ser financiadas por el Estado.
La principal casa de estudios superiores del país, la Universidad Central de Venezuela (UCV), se enfrenta no solo al desmantelamiento y el deterioro de su infraestructura, sino a la intervención del gobierno de Nicolás Maduro en sus instalaciones con la premisa de rescatarla. La aprobación de 40 millones de dólares que este gobernante anunció ayer, 24 de octubre, para invertir en la recuperación de la UCV, representa apenas el 10% del presupuesto para gastos de funcionamiento solicitado por esta institución para el año en curso. Hasta mayo pasado, el gobierno había asignado apenas el 1,38% de lo requerido, según declaraciones de la Rectora Cecilia García Arocha.
Además de la UCV, la Universidad Simón Bolívar (USB) también está en ruinas y con la designación arbitraria de autoridades interinas, luego del fallecimiento del Rector Enrique Planchart. El Consejo Nacional de Universidades (CNU), cuya mayoría conforma la Asociación de Rectores y Rectoras Bolivarianos de Venezuela (Arbol), de tendencia progobierno, nombró a las tres máximas autoridades de esta institución ignorando la propuesta hecha por el Consejo Directivo de la misma.
Corresponsales de El Pitazo consultaron con autoridades, trabajadores y estudiantes de universidades públicas en las distintas regiones del país, para conocer la situación de las mismas y sus posturas ante el llamado a clases presenciales. Los reportes coinciden en que no hay condiciones mínimas para el retorno a las aulas.
Docentes de la Universidad de Carabobo (UC) aseguran que la casa de estudios no está en condiciones para ofrecer clases presenciales, no solo por el mal estado en el que se encuentran algunos espacios, sino por las críticas condiciones del transporte, servicios básicos, la falta de equipos y los bajos salarios del personal.
“Tenemos salarios muy por debajo de la canasta básica. Es increíble cómo todas las semanas los docentes piden auxilio para poder costear tratamientos médicos. No hay transporte. De 82 unidades que tiene la universidad solamente funcionan 2. Basta con pasar por el Rectorado y ver que tenemos es un cementerio de autobuses. Ni siquiera los profesores pueden trasladarse porque muchos de quienes tenemos carros, los tenemos parados por falta de repuestos. Tampoco tenemos para pagar transporte público”, explicó Giannina Fusco, profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación y coordinadora del Programa de Derechos Humanos de la UC.
Fusco resaltó que lo más preocupante de asistir presencialmente a la universidad en medio de la pandemia por COVID-19 es la falta de agua en la Facultad donde ella trabaja. “No hay agua en la Facultad. Es la primera medida sanitaria para la prevención del COVID-19 y no se cumple. En los baños estamos en un clima de insalubridad. No están dadas las condiciones. Lamentablemente la situación de la Universidad de Carabobo y de todas la universidades del país nos lleva a pensar en el exterminio de la educación. Es un ensañamiento contra la educación”, opinó la docente.
En días pasados, también se pronunciaron representantes de la Asociación de Empleados de la UC, quienes aseguraron que más del 80% de los trabajadores están vacunados contra el COVID-19. “En la UC no están dadas las medidas de bioseguridad para que el personal administrativo, docente, obrero y los estudiantes puedan regresar. Este estado es uno de los cuatro que tiene un rebrote alto de COVID-19, y aquí ni siquiera el 20% de los empleados administrativos y obreros han tenido acceso a las jornadas de vacunación», dijo José Francisco Jiménez, secretario general de este gremio.
La presidenta de la Asociación de Profesores de la Universidad del Zulia (Apuz), Molly Bermúdez, dijo a El Pitazzo que el gremio al que representa mantiene las mismas peticiones que hicieron el pasado 20 de septiembre y sobre las que no han obtenido respuesta. Afirmó que el gobierno de Nicolás Maduro «no ha facilitado las condiciones para el retorno a clases en la Universidad del Zulia ni en ninguna universidad de Venezuela”.
La infraestructura de Facultades como las de Ciencias, Ingeniería, Arquitectura y Educación no tienen salones ni laboratorios adecuados. El hampa y el deterioro de las instalaciones hacen que ya no haya nada para que los estudiantes puedan volver a clases presenciales.
En un documento la Apuz señala que “la Universidad del Zulia está en situación de emergencia, no solo porque su campus de manera general ha sido objeto de múltiples robos y desvalijamientos en su estructura física, dejando espacios parciales como salones, laboratorios, oficinas administrativas sin funcionalidad y espacios como Facultades y dependencias totalmente sin opción para funcionar».
La segunda universidad más antigua de Venezuela, la Universidad de Los Andes (ULA), no escapa al estado de ruina que caracteriza a las instituciones públicas de educación superior en el país. El Observatorio de Derechos Humanos que tiene esta casa de estudios ha contabilizado más de 360 robos y hurtos en más de 10 universidades públicas del país ocurridos desde que comenzó la cuarentena nacional por COVID-19.
Dicho observatorio ha denunciado que la dificultad en el acceso a gasolina y la escasez de transporte público impide un efectivo reinicio de actividades presenciales. Las rutas estudiantiles de la ULA también están inactivas por falta de repuestos y por el desvalijamiento de las unidades por parte de la delincuencia.
En cuanto a laboratorios, en las 11 Facultades que tiene la ULA en Mérida, así como en sus Núcleos y Extensiones fuera del estado, los mismos están desmantelados y algunos incluso han sido clausurados por no estar en condiciones para su uso. Misma situación ocurre con algunas bibliotecas de esta institución, donde las filtraciones de agua y la humedad han acabado con decenas de libros y revistas académicas.
La Universidad de Oriente (UDO) ha sido la más atacada por la delincuencia y el vandalismo durante esta cuarentena. Ladrones han cargado con equipos y herramientas académicas en todos los Núcleos que tiene esta casa de estudios. Esa es una de las razones por la que las autoridades de la UDO ven inviable el reinicio de las clases presenciales a partir de este 25 de octubre. Así lo dijo a El Pitazo Reinaldo Monteverde, directivo de la Asociación de Profesores de la UDO y miembro de la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (Fapuv).
“Es un escenario inviable. No es que la comunidad universitaria se niegue a dar clases o regresar, es que no hay condiciones”, aseguró el pasado 22 de octubre. Se trata de una realidad que incluye a los Núcleos de Anzoátegui, Bolívar, Monagas, Nueva Esparta y Sucre, donde ni siquiera hay pupitres para que los estudiantes se sienten a ver clases.
“En el Núcleo de Cumaná, las escaleras no tienen ni barandas, y eso es algo que no sólo pasa aquí sino también en el resto de los núcleos”, precisa. Advierte que es un escenario de todas las universidades públicas en el oriente venezolano, donde los gremios estudiantiles han advertido que las jornadas de limpieza que se han hecho no son suficientes para recuperar las infraestructuras. Hace falta inversión económica y seguridad.
En los decanatos de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (Ucla) los semestres ya se habían iniciado de forma virtual este año. Sin embargo, no se han retomado las clases presenciales, salvo algunas excepciones como en las carreras de Medicina y Agronomía.
Las prácticas para los estudiantes de Medicina, según un estudiante del quinto año de la carrera, se realizan en la sede del Colegio de Médicos, porque las áreas de la Facultad de Ciencias de la Salud no están abiertas.
Las sedes de los decanatos han sido desvalijadas por la inseguridad, al igual que los laboratorios de prácticas tanto de la Ucla como de la Universidad Experimental Politécnica «Antonio José de Sucre» (Unexpo), los cuales han sido objejto de robos y hurtos durante la pandemia, hechos que han sido reseñados por El Pitazo.
Jougreidin Cerero, Rector de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda (Unefm) en el estado Falcón, declaró a El Pitazo que hicieron un llamado a los trabajadores administrativos y obreros para que se incorporen progresivamente a las actividades laborales.
«En cuanto a las clases académicas, se está aplicando la educación multimodal. Por este año nos mantendremos con la educación virtual, a través de nuestra plataforma tecnológica Moodle. A partir de enero se comenzarán a realizar los encuentros presenciales en aquellas materias que, según su naturaleza, se requiera, haciendo enfásis en las actividades prácticas», detalló el Rector.
Por su parte un trabajador de la Unefm, que no quiso ser identificado, confirmó que las autoridades hicieron un llamado a reiniciar las clases presenciales a partir de este lunes 25 de octubre, sin embargo, recalcó que no hay transporte ni comedor y que las instalaciones han sido vandalizadas. Ni siquiera cuentan con suministro regular de agua potable.
En un comunicado publicado por la Asociación de Profesores de la Unefm, recordaron que el salario básico de un profesor con la máxima categoría (Titular) está alrededor de 11 dólares mensuales. «Según el Banco Mundial, estamos en pobreza extrema al tener un ingreso de menos de un dólar por día, en contraposición con la canasta alimentaria cuyo valor ronda los 400 dólares por mes», dice el escrito de firmado por este gremio.
Con información de María Fernanda Rodríguez, Rosanna Battistelli, Ruth Lara Castillo, Sheyla Urdaneta, Jesymar Añez, Yesenia García, Giovanna Pellicani, Liz Gascón, Keren Torres e Irene Revilla.
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