Caracas.- Son los padres y representantes quienes tienen la patria potestad de sus hijos y en ellos recae exclusivamente el deber y derecho de tomar las decisiones que busquen el interés superior de los niños y garanticen su salud y bienestar. Este es el recordatorio que hacen desde el Centro Comunitario de Aprendizaje (Cecodap) ante la decisión, no confirmada hasta el momento, de que en el inicio del Año Escolar 2021-2022 se retomará la presencialidad en las aulas de clase, aún con pandemia.
Fernando Pereira, educador y fundador de Cecodap, recordó que en este momento los padres enfrentan un conflicto entre el derecho a la salud por el riesgo de que sus hijos puedan infectarse con COVID-19 y el derecho a la educación por el rezago de los estudiantes tras un año y cinco meses en confinamiento.
«Desde Cecodap creemos que debe haber la flexibilidad para que durante este tiempo los padres puedan ir tomando las decisiones de las medidas que se vayan tomando en coordinación con el centro educativo», explicó Pereira en entrevista telefónica con El Pitazo.
El profesor Pereira informó que si bien la ley establece sanciones para padres que priven a sus hijos del derecho a la educación, esto aplicaría en condiciones normales y no en el contexto de la pandemia. «No somos partidarios de medidas coercitivas, porque tendríamos que tener la capacidad de garantizar las condiciones de bioseguridad y salud que en el caso venezolanos son difíciles de alcanzar», aclaró.
En este sentido, desde Cecodap apuestan a una modalidad flexible que les permita a los padres tomar decisiones conscientes y adaptadas a cada realidad personal y que promueva la inclusión de quienes puedan volver a las aulas y quienes deben seguir preparándose desde casa.
Con esto último coincide Luisa Pernalete, educadora y coordinadora del programa Madres Promotoras de Paz de Fe y Alegría. Para ella «lo deseable es que esta medida no sea igual para todo el mundo, lo deseable es que cada centro educativo haga su evaluación interna de su infraestructura y condiciones de sus docentes para luego tomar decisiones».
Para la profesora Pernalete, a las variables del estado de los planteles educativos y la deserción docente se debe sumar el bajo nivel de maestros vacunados y de acceso al combustible o al transporte público para moverse a las escuelas. Sin embargo, destaca las repercusiones que ha tenido la pandemia en la educación venezolana, ya deteriorada en emergencia humanitaria compleja.
«Es verdad que el impacto negativo que ha tenido la educación a distancia sobre la educación es grave, pero el impacto es negativo no solo en el aprendizaje, se ha desaprendido y ha habido abandono escolar, con el tema de la educación a distancia», aclara Pernalete.
Pereira y Pernalete coinciden en que para que la decisión de los padres de enviar o no a sus hijos a la escuela sea consciente, es necesario que cada plantel revise por separado su situación, las posibilidades de bioseguridad que puede ofrecer, su plantilla de personal y las condición de sus alumnos.
Los docentes plantean la necesidad de que se garanticen mascarillas, el gel, el alcohol y hasta servicio de agua para poder abrir nuevamente las puertas de los colegios venezolanos, 80% son públicos, y se enmarcan en la responsabilidad del Estado.
En el contexto, estos educadores insisten en que la solución es un sistema semipresencial que le permita a los estudiantes que quieran volver a clases mantenerse a salvo y que garantice la educación de calidad para quienes esperan recibirla desde casa.
«La decisión debería ser flexibilidad para que los padres puedan tomar una decisión consciente. No es promover el ausentismo o avalar a padres despreocupados, sino que justo la preocupación por el bienestar de sus hijos o de adultos en casa que no hayan sido vacunados, adultos mayores, enfermos con problemas crónicos, entre otros», indica Pereira.
Los especialistas recomiendan que cada institución evalúe sus condiciones, haga reuniones con sus representantes para plantear acuerdos y defina el personal con el que cuenta antes de tomar la decisión. «Cada escuela y cada niños es una realidad distinta», apuntó la profesora Pernalete al respecto.
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