Cuando Isidro García llegó al hospital de Santa Teresa de Tuy y vio a su nieta llorando sabía que no le tenía buenas noticias. Y así fue. Su hija, Isbel García Robles, de 40 años de edad, había muerto. La causa: en el centro de salud no había oxígeno para que superara el cuadro asmático con el que fue ingresada, según denuncian sus familiares.
García llora mientras cuenta lo ocurrido. Siente impotencia y rabia, sobre todo, porque no tuvo en sus manos la posibilidad de salvar a su hija. “Y eso duele”, se lamenta.
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El viernes 4 de septiembre Isbel se levantó con dificultad para respirar. Desde niña sufría de asma, así que entre sus cosas siempre había una bombita y un nebulizador.
Sin embargo, estos equipos no lograban aminorar los síntomas de Isbel, y la presión que sentía en el pecho se fue agudizando hasta que se desmayó. Su hija, de 17 años de edad, intentó auxiliarla y decidió llevarla al hospital Santa Teresa de Jesús, confiada en que su progenitora superaría la crisis.
Con la ayuda de un vecino, Isbel fue trasladada desde la urbanización El Palmar de Santa Teresa hasta el centro de salud, el cual queda a unos ocho minutos. Al mismo tiempo llegó Isidro, preocupado, ya en conocimiento de la situación. A partir de ese momento empezó una agonía similar a la que vivía Isbel en su intento por tomar aire. Eran las 6:30 am.
No menos de cuatro farmacias recorrió Isidro buscando un gotero. En el centro de salud no había. Al volver con el dosificador le informaron que tampoco tenían oxígeno, aunque Isbel ya estaba recibiendo tratamiento. La familia vio como una alternativa buscar el nebulizador que estaba en casa. Isidro fue por él. Para entonces el reloj marcaba las 7:15 am.
Isidro recuerda que mientras iba en el camino se daba ánimo recordando que su hija siempre salía airosa de sus crisis de asma, pero el infortunio hizo de las suyas y cuando llegó con el nebulizador al hospital, 15 minutos más tarde, su hija había dejado de respirar.
Isidro sabe que el dolor que hoy siente lo acompañará por siempre, al igual que a su esposa, quien está devastada. Sin embargo, espera que lo ocurrido llame la atención de las autoridades para que se doten los hospitales y ningún otro venezolano muera por falta de suministros médicos.
Isbel García Robles era educadora en la Unidad Educativa Estadal Cartanal I, ubicada en la parroquia del mismo nombre en el municipio Independencia de los Valles del Tuy, estado Miranda. Era viuda. Su padre la describió como una persona inteligente, cariñosa, alegre y muy familiar.
Dos días antes de morir, Isbel estuvo lavando en casa de sus progenitores y al día siguiente no faltó la llamada que a diario les hacía para saber cómo habían amanecido. “Ella era así, siempre estaba pendiente de nosotros y de sus tres hermanas”, recuerda Isidro con nostalgia para sellar que el cordón umbilical que ató a Isbel de su madre por nueve meses no se cortó del todo el día de su nacimiento.
Una fuente ligada al hospital de Santa Teresa, que pidió mantener su nombre en reserva, informó que el centro de salud cuenta con un total de siete bombonas que son llenadas los días martes o jueves; sin embargo, cuando Isbel llegó a la emergencia el cilindro allí dispuesto estaba vacío.
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El Pitazo intentó comunicarse con el Dr. Evi Padilla, director del centro de salud, pero no fue posible establecer el contacto.
Para este martes 8 de septiembre, un grupo de vecinos de Santa Teresa está convocando a una concentración cívica en el centro asistencial con miras a buscar soluciones. La falta de suministros médicos y de atención primaria los preocupa.
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