Caracas.- El matraqueo define una situación que remite a una palabra: alcabala. En medio de una profunda crisis económica como la que padece Venezuela, esos dos términos pueden representar un calvario para quien decida trasladarse del interior a la ciudad capital o solo movilizarse por carretera. Ese fue el caso de Alfredo Méndez, un ciudadano que relató en la red social Twitter, el lunes 23 de agosto, lo que le tocó vivir cuando emprendió un viaje por tierra desde San Cristóbal, estado Táchira, hasta Caracas, a donde llegó luego de 24 horas.
Méndez salió a las 4:45 pm de San Cristóbal rumbo a la ciudad capital. La primera escala de su largo viaje por tierra comenzó en La Pedrera. “Funcionarios de migración adscritos a la PNB hicieron revisión de documentos y a quien viajaba con pasaporte lo sacaban para ‘chequeo profundo’”, detalló.
La situación de las alcabalas y las denuncias por el llamado matraqueo en las distintas regiones del país es una realidad a la que incluso se han referido varias de las principales figuras del Gobierno de Nicolás Maduro, como el fiscal general designado por la Asamblea Nacional Constituyente oficialista, Tarek William Saab, quien cuestionó en la televisora estatal VTV los métodos de los cuerpos de seguridad que instalan puntos de controles discrecionales en las vías. También el gobernador de Carabobo, Rafael Lacava, ha protagonizado acciones de desmontaje de alcabalas que causaron revuelo en redes sociales. Pero eso no impidió que Méndez padeciera en carne propia lo que le ha tocado vivir a tantas otras personas.
«En el peaje de Santa Bárbara de Barinas, entre funcionarios de la GNB y de la PNB se disputaban los buses para bajar pasajeros, someterlos a requisas y pedir pa’l fresco. 20 minutos detenidos en el peaje», escribió Méndez en Twitter.
Los minutos y las horas en carretera se fueron alargando, también el enojo, el tedio y la indignación. “En Socopó demoramos 40 minutos mientras funcionarios de la GNB revisaban documentos y bajaban de manera ‘discrecional’ a uno u otro pasajero para hacerle un chequeo más detallado”.
El 12 de julio, el gobernante Nicolás Maduro se refirió al drama de las alcabalas en el país. “He dado la orden, así que señora vicepresidenta usted me garantiza que se eliminen las trabas que se le ponen en las alcabalas al pueblo de Venezuela”, dijo.
“En la Alcabala de Boconoíto fui escogido por un funcionario de la GNB para chequeo más detallado, preguntaron por mi profesión y ocupación, dirección de habitación, lugar de trabajo, destino final del viaje motivo del viaje y sobre un mesón vaciaron el contenido de mi morral. En esa alcabala, la actitud de los funcionarios fue un tanto abusadora, al igual que yo, no menos de 25 pasajeros, entre hombres y mujeres pasaron por ese método de revisión detallada. En eso nos tuvieron parados por más de una hora”, agregó Méndez.
El viaje se alargaba y las horas en carretera se acumulaban. Una constante de los retrasos en las alcabalas, señalada por Méndez, era que los funcionarios de los cuerpos de seguridad estaban en la búsqueda de una moneda distinta al bolívar: dólares.
“La alcabala de Ospino fue el lugar donde más abuso hubo de parte de los funcionarios de la GNB, todo aquel que viajaba con pasaporte era mandado a bajar, lo revisaban profundamente y le pedían 20, 30 y hasta 50 dólares para dejarlo avanzar”.
Méndez fue testigo de las quejas que, con indignación, expresaba una de las pasajeras a la que una funcionaria escogió para una revisión que ejecutó en un pequeño cuarto, en donde le ordenó desnudarse y, además, la señaló de portar drogas para luego decirle que la situación podía ser resuelta con dólares. “Al ‘cuartico’ pasaron no menos de 6 mujeres y otros tantos hombres para ser revisados, todos se quejaron del trato recibido, del ‘matraqueo’ y el chantaje sufridos. Los GNB estaban desaforados por dólares. Allí estuvimos una hora y media parados”.
Como si el retraso generado por cada parada en las alcabalas no fuera suficiente, Méndez, además, fue testigo de otro de los dramas de transitar las carreteras del país: la criminalidad y la inseguridad. “Entre la alcabala de Ospino y la de La Cascada, un autobús fue interceptado con ‘miguelitos’, todos los pasajeros fueron robados, no había ningún funcionario de seguridad para auxiliarlos, todos estaban ocupados revisando maletas y ‘matraqueando’ pasajeros”.
Méndez amaneció el lunes en una alcabala, con más de 14 horas de carretera encima, a medio camino para llegar a San Carlos, estado Cojedes, para finalmente y tras pasar Taguanes y Maracay, llegar a las 4:40 pm a Caracas. Méndez contó a El Pitazo que uno de los pasajeros era un chef que viajó para una entrevista de trabajo en la ciudad capital, pero que debido a los retrasos no pudo llegar a tiempo. “Luego de 24 horas en carretera, expuestos a todos los riesgos que unos ‘funcionarios de seguridad’ nos infligen, funcionarios que en vez de garantizar la seguridad de los ciudadanos, se la cercenan”.
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