Caracas.- Es sábado 22 de febrero. Una adolescente viste con jeans ajustados, una blusa sin mangas y tiene el cabello recogido en un moño que asemeja una corona. Camina sobre una pasarela improvisada hecha con estibas de madera y gaveras de cerveza decoradas con algunas telas de colores cálidos. Ella camina con la actitud de quien quiere conquistar el mundo. Sonríe, lanza besos y al bajar del escenario abre los ojos con sorpresa y suelta una risita tímida. Se tapa la boca y luego le muestra a alguien en el público el chicle que, al parecer, olvidó botar antes del concurso.
En La Machaca, un barrio escondido en la parroquia Petare, no celebraban Carnaval desde 2017. La economía fracturada que afecta a las familias venezolana y los conflictos políticos fueron más fuertes que las ganas de organizar una fiesta comunitaria. Pero este año, Silvana Aguirre, lideresa del sector, resolvió convocar a sus vecinos para retomar la tradición de escoger a una reina, escuchar a los jóvenes raperos y ver los bailes que preparan niñas y niños.
La celebración le tomó a la comunidad un mes. Silvana cuenta que entre todos reunieron pinturas y papeles de colores para decorar la única calle del barrio; además, el consejo comunal colaboró con la compra de las coronas y las bandas para las reinas de La Machaca. “Este año decidimos hacerlo para que la gente se distraiga. La idea es utilizar el talento de los niños para ocupar espacios”, dice Silvana.
25 niñas y adolescentes se prepararon para un certamen. En el país en el que se habla más de las mujeres bellas que de los logros científicos, desde la infancia, muchas quieren ser reinas. Silvana dirige el espectáculo y advierte antes de comenzar el desfile: “Aquí todas son ganadoras y las apoyamos por participar. No quiere que estén abucheando a las niñas que no sean coronadas”.
A las que no llegan a los 13 años, Silvana, les hace preguntas sencillas, pero igual muchas dejaban ver los nervios tomándose la cara entre las manos o moviendo las piernas insistentemente.
– ¿Qué quieres ser cuando seas grande? – cuestiona la conductora.
– Doctora. – La niña se para firme con sus sandalias de plástico fucsia y su vestido de Hello Kitty.
– Ajá, ¿y para qué tú vas a ser doctora? ¿qué vas a hacer?
– Porque… para… porque… para ser doctora.
Y toda La Machaca ríe y aplaude con euforia.
Hernelis Navarro vive en San Blas, otro barrio de Petare, y fue invitada como jurado del concurso y cree que hace falta promover más actividades culturales que procuren espacios de encuentros entre la ciudadanía. “Esto es importante para motivarnos”, grita por sobre el volumen del reguetón. En la tarima, es el turno de responder de una adolescente:
– ¿Qué necesitas tú para mejorar la calidad de vida de tu sector?
– El apoyo de mi comunidad -, la participante no duda.
Muchas mamás sostienen pancartas en las que se leen nombres e invitaciones a votar por sus hijas. Grandes y pequeños gritan y aplauden y las niñas y adolescentes esperan recostadas de una pared que está adornada con letras coloridas que no dan paso a la duda acerca de la razón de la alegría: Carnavales La Machaca 2020.
Parece que la comunidad agradece poder celebrar, aunque sea una vez al año. “Estas actividades fomentan la cultura y el disfrute de los niños que se había perdido”, dice Yailyn Vanegas, de 22 años. Hasta el año pasado, el Carnaval era un asueto que pasaba como si nada, cuenta, pero la organización y la convivencia de La Machaca tiene resultados positivos: “Todos nos integramos, incluso, los varones se han motivado a bailar, algo que no pasaba antes”.
Se escogieron tres reinas de las categorías infantil, juvenil y adolescente en medio de los gritos y los aplausos. Pasadas las 8:00 pm, la fiesta seguía y en la voz de Celia Cruz, la música, quizás, contaba la vida que la gente de La Machaca quiere vivir: “Todo aquel que piense que la vida es desigual / Tiene que saber que no es así / Que la vida es una hermosura, hay que vivirla / Todo aquel que piense que está solo y que está mal / Tiene que saber que no es así / Que en la vida no hay nadie solo, siempre hay alguien”.
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