Caracas.- Tras la muerte de Carlos Luis Revete, alias “el Koki” y uno de los líderes de la megabanda que operaba desde la Cota 905, un grupo de vecinos detalló a El Pitazo que el miedo a que la banda vuelva a reagruparse es algo latente. Ellos confirmaron que muchos de los integrantes de este grupo criminal siguen en la zona y se encuentran en la caza de “nuevos prospectos”.
Un profesor de bachillerato que vive en la comunidad y a quien se le resguardó su identidad por seguridad, contó que en el lugar de los hombres armados que custodiaban todos los sectores dominados por el hampa, se ve a niños y adolescentes, entre 10 y 15 años, que juegan a ser malandros.
“Hacen una especie de chinas con bombas y botellitas plásticas de refresco y agua, y juegan a dispararse entre ellos. Los supuestos proyectiles son los frijoles que vienen en las bolsas del Clap”, relató el docente.
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“Uno los ve por las escaleras y la forma como se esconden, como disparan, es un fiel reflejo de cómo operan los malandros en los tiroteos. En carnavales se arman bandas para hacer guerra, pero todos quieren ser los malandros y ninguno el policía”, dijo el vecino.
A propósito del tiroteo ocurrido esta semana, en el que fue asesinado un hombre apodado “el Peluca”, señalado de ser miembro de la megabanda del “Koki”, y también el vecino Carmelo Ruiz España (50 años), quien padecía de un trastorno psiquiátrico, algunos residentes del lugar denunciaron que la disputa de delincuentes en diferentes territorios continúa. “Todos quieren el puesto del ‘Koki”.
“Garbis y Vampi no están en la Cota 905, pero sí su gente. La policía no está haciendo nada. Hay vigilancia en todos lados, pero también hay matraca. Muchos uniformados están detrás de las mujeres del barrio y en eso se les va el día”, fue el testimonio que otra vecina, cuya identidad fue resguardada, ofreció a El Pitazo.
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El profesor, quien junto a otros vecinos está empeñado en usar la educación como herramienta para que niños y jóvenes se alejen de la delincuencia, insistió en recrear el escenario de diversión: “Se parece a los juegos de nuestra infancia de policías y ladrones, solo que su comportamiento es de malandro; ninguno es el policía, es decir, no es un dilema del bien contra el mal, sino de cuál es el más malo”, agregó.
“Andan sin camisa, encapuchados algunos, hablan y actúan como lo suelen hacer los malandros en los tiroteos que ya nos acostumbramos a presenciar. Aunque es un juego y no pareciera tener relación, cuando los escuchamos o los vemos en acción nos damos cuenta de que son idénticos a los delincuentes. Este es un escenario que vimos antes, hace años, y muchos de los que jugaban de esta forma terminaron en ese camino”, puntualizó el docente.
