Comercios en Caracas agotaron sus reservas de agua durante el apagón

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Caracas. Tras el apagón nacional del 7 de marzo, que voceros de Nicolás Maduro atribuyeron a un sabotaje cibernético orquestado por el presidente (e) Juan Guaidó y el gobierno de Estados Unidos, algunas zonas del país estuvieron a oscuras durante tres noches, cuatro días y varias horas.

Y en Caracas, como en el resto del país, a la falta de electricidad le sucedió la de agua. Los comerciantes que pudieron mantener abiertos sus negocios agotaron sus reservas de agua para poder atender a clientes.

Incluso, algunos pagaron por el servicio de llenado de camiones cisternas.


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En la avenida Urdaneta, el restaurante El Coyuco nunca cerró sus puertas, ni siquiera durante los días más difíciles del apagón.

Santiago Marín, encargado del establecimiento, contó que gracias a una planta eléctrica y a 10 tanques de 10.000 litros trabajaron entre el viernes 8 y el miércoles 13 de marzo, 11 horas cada día.

Marín calculó un aumento de por lo menos 60% en la cantidad de clientes que, en su mayoría, eran personas de otros sectores, no clientes fijos.

En la parroquia Candelaria, Francisco Jardín, encargado de La Quijotica, una venta de comida rápida, calculó unos 18.000 litros utilizados en tres días.

Cuando se agotó esa reserva, debió comprar 10 botellones de 20 litros para cocinar y limpiar; por un día más, el restaurante estuvo abierto, pero sin prestar los baños, ni siquiera a los clientes.

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De acuerdo con Francisco, en un día necesitan un mínimo de 1.000 litros de agua.

A lavar el cabello en la peluquería

No solo los establecimientos de comida se vieron afectados. Carlos Figueroa atiende una peluquería en la avenida Baralt, en el centro de Caracas. Dijo que en cuatro días gastaron cerca de 20.000 litros, que es lo que quedaba en los tanques. Diariamente reciben entre 30 y 60 clientes.

En otras peluquerías, gran parte de la clientela iba solo a lavarse el cabello, sobre todo la semana después del apagón, cuando la escasez de agua en Caracas se agudizó.

Thaivid Silva, cajera de un local en la avenida Urdaneta, contó que no solo durante la falla eléctrica, sino desde haces meses, cuando comenzó la crisis de agua en la capital, muchas mujeres llegan al lugar para lavarse el cabello, servicio que tiene un precios de 1.200 bolívares para quienes tenga un corte por encima de los hombros.

En las lavanderías, el panorama no fue diferente. El sábado 9 de marzo, a Ángela de Hernández, dueña de un local en la parroquia Altagracia, el agua que tenía en el tanque le alcanzó solo para lavar lo que tenía pendiente de jueves y viernes.

No sabe con exactitud de cuántos litros de agua dispuso, pero hizo ocho lavadoras, luego de eso no pudo trabajar hasta que comenzó a llegar el agua en Caracas.

Pero algunos propietarios debieron pagar por servicios de llenado con camiones cisterna. Al autolavado de Andrés Trecani, ubicado en San Bernardino, llegan entre seis y ocho clientes diarios, aunque “el negocio está flojo”, 10.000 litros de agua solo alcanzan para cuatro días.

Pagó 140.000 bolívares por esa cantidad la semana siguiente al apagón para poder trabajar y tuvo que aumentar el precio del servicio de lavado de 5.000 bolívares por cualquier tipo de automóvil a 10.000 por carros pequeños y 17.000 por camionetas.

Andrés considera que con el negocio del agua se abusa mucho por la necesidad. Además, asegura que las fallas del servicio del agua tienen meses y el apagón solo agudizó la crisis.

María Jesús Vallejo
Publicado por
María Jesús Vallejo

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