Caracas.- Desde el lunes 21 de septiembre, habitantes de varias zonas de la capital están reportando fallas con el servicio eléctrico, sobre todo, en las parroquias ubicadas hacia el Norte. En lugares como Las Acacias, Las Palmas, Los Caobos, Sabana Grande, Colegio de Ingenieros y Maripérez, las personas denunciaron que están hasta 60 horas sin luz.
Casi al final de una semana de cuarentena flexibilizada, comerciantes reportan pérdidas debido a las fallas del sistema eléctrico en Caracas. Adriana Tovar trabaja en una peluquería en Sabana Grande, parroquia El Recreo, y cuenta que el lunes «la luz iba y venía» y a partir del martes, los locales quedaron a oscuras.
Durante los apagones de 2019, Adriana aprendió a calentar la cera que utiliza para depilar con una vela, por eso ha podido resolver estos días. “Así puedo medio trabajar, de forma muy arcaica, pero por lo menos algo se hace”, dice. Pero muchas de sus compañeras no pueden más que ver los secadores apagados sobre las mesas.
En un buen día de trabajo, ella genera entre 40 y 50 dólares; esta semana, no ha sumado más de 30. Asegura que es frustrante y se queja: “Las pérdidas: imagínate. Porque si podemos trabajar una semana sí y otra no y en la que se supone que sí tenemos estos problemas de electricidad, quedamos en las mismas”.
Además, los problemas con el transporte público dificultan su movilidad. Adriana deber caminar desde el 23 de Enero hasta el centro de Caracas, para poder tomar una camioneta que la deje cerca del Bulevar de Sabana Grande. De regreso, en la tarde, paga un dólar por una carrera en moto desde el centro hasta el bloque en el que vive.
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Yusleiny Aristiguieta, habitante de la urbanización Simón Rodríguez, cuenta que en ese conjunto residencial son solo algunos los apartamentos afectados, uno de eso es el de su mamá, Flor Medero, que tiene su propio negocio en casa y las fallas constantes afectan directamente su economía.
“Por ejemplo, vende helados. Si la luz no llega perderá esa mercancía, igual con el queso, pero además con el tema de la falta de efectivo le pagan por transferencia y ahora no puede vender porque al no tener luz no tiene internet y no puede verificar los pagos”, dice. Cuando reportan la avería a Corpoelec reciben un mensaje que no reduce la incertidumbre: «Estimado cliente, en ese sector hay una falla, ya el personal está al tanto y va a ser atendida a la brevedad» (copiado textualmente).
Para Yusleiny es indignante ver que su madre atraviese por una situación que pone en riesgo su vida. “Una mujer de 65 años que no para de trabajar para subsistir a la crisis. (…) Con dos ACV en su historia clínica es indetenible y todo esto es frustrante”, manifiesta.
Martha Pantín, habitante de Santa Rosa, cerca de la avenida Andrés Bello, afirma que en su zona las fallas constantes son las de las líneas telefónicas y, por supuesto, del Internet. En los conjuntos residenciales aledaños, los grupos de juntas de condominios y asociaciones vecinales se llenan de denuncias.
Un residente de la zona contó, en una nota de voz, que la subestación de Las Delicias trasmite electricidad al sector y está fuera de servicio hace tres meses. A causa de la avería, el suministro llega desde otra estación y la sobrecarga energética ha ocasionado el colapso del cableado. A mitad de esta semana, técnicos de Corpoelec aseguraron que reparaban y sustituían cables, pero les insistieron a las personas afectadas hacer las denuncias en el Ministerio de Energía Eléctrica.
En otro audio, una vecina contaba que unos trabajadores que reparaban una avería en San Agustín aseguraron que a veces quitan la electricidad de ciertas fases para poder hacer pruebas y que no pueden solucionar todas las fallas porque no hay suficientes materiales.
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