Caracas.- A pesar de haberse acogido la Arquidiócesis de Caracas a la instrucción oficial de no hacer el recorrido del Nazareno de San Pablo por las calles y avenidas de Caracas, la madrugada del Miércoles Santo hubo otra voz: el recorrido va.
La Gran Caracas vio pasar al Limonero del Señor. Con el canto de El Peregrino, que evoca en la memoria la primera visita de Juan Pablo II a Venezuela, un fuerte componente de organismos de seguridad del Estado custodió el papamóvil con la figura de la imagen venerada en la devoción popular por la capital.
En un recorrido realizado por el equipo de El Pitazo, se pudo constatar que en las parroquias Caricuao, Montalbán y El Paraíso, muchos habitantes recibieron con emoción el paso de la figura religiosa desde sus hogares. También, a pesar del llamado a la ciudadanía a mantenerse en sus casas, muchos creyentes salieron de sus viviendas para venerar al Nazareno y cumplir con sus promesas desde la acera, y en otros casos acompañarle en ciertos tramos con sus vehículos para saldar su deuda espiritual.
Con relación a la carga emocional que normalmente posee el tradicional recorrido del Nazareno de San Pablo en Caracas, en esta oportunidad los feligreses salieron a clamar por la protección del país y del mundo ante el brote del coronavirus. Muchos creyentes con lágrimas en sus ojos rogaban por la ayuda espiritual y veían con esperanza la realización de este acto religioso.
Siguiendo la festividad del Miércoles Santo, la iglesia San José de Chacao y la fundación Nazareno de Chacao realizaron una caravana procesional en el municipio para que los feligreses de la parroquia pudieran celebrar la festividad venerando al Nazareno desde sus ventanas.
Los párrocos y organizadores de la procesión tuvieron que advertir a los habitantes de forma reiterada que mantuvieran un distanciamiento físico como medida de seguridad para evitar el brote del coronavirus, pero fue una tarea complicada de entender para los feligreses, que recibían con alegría y esperanza el paso del santo.
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