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Fotogalería | Manuel Manjarrés: “Me cubro con sangre de Cristo cuando hago un entierro”

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Manuel Manjarrés tiene 35 años trabajando como sepulturero en el Cementerio Municipal de San Cristóbal, estado Táchira. Nunca se imaginó vivir una pandemia y menos tener que sepultar a quienes fallecen por ella. Aunque le dio COVID-19 a finales de 2020, salió bien librado. Está seguro de que lo protegen las oraciones a las ánimas del purgatorio y a la sangre de Cristo.

Aunque tiene desde los 16 años de edad laborando como sepulturero y pocas situaciones lo hacen llorar, el 31 de diciembre de 2020 fue uno de los días en que sintió mayor temor, pues sepultó a 5 personas. Lo recuerda como uno de esos días en que la vulnerabilidad del ser humano queda muy expuesta y sobre todo ante el COVID-19.

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Siente que corre más riesgo cuando los difuntos por COVID-19 llegan sólo en bolsas protectoras, sin ataúd, debido a que sus familiares son de bajos recursos. En 13 meses de pandemia ha sepultado así a 8 personas. “Ahí sí casi que corremos cargando al muerto porque, ¿se imagina que se rompa la bolsa? Ahí sí que estamos perdidos.  Hacemos todo lo más rápido que podemos hasta llegar al hueco”, cuenta. 

Unas dos horas antes de que llegue la furgoneta con la primera urna, Manuel procede a la apertura de la fosa. Foto Carlos Eduardo Ramírez
Manuel Manjarrés ha estado en todas las inhumaciones por COVID-19 que se han llevado a cabo en el cementerio municipal de San Cristóbal. Foto Carlos Eduardo Ramírez
El miércoles 23 de junio, Manuel Manjarrés sepultó en el cementerio municipal de San Cristóbal a su tío Luis Manjarrés de 76 años de edad, quien también era sepulturero, con aproximadamente 50 años de labor. Foto Carlos Eduardo Ramírez
Con el primer caso de COVID-19 sintió mucho miedo, no sabía qué podía pasar. Ya con el tiempo el temor ha disminuido. Foto Carlos Eduardo Ramírez
Llegué fue a bañarme rápido a la casita por los nietecitos y la familia, porque ese es el mayor miedo, que ellos se contagien por culpa de uno. Mi nieta tiene siete añitos, dijo mientras terminaba de abrir la fosa donde se realizaría la próxima inhumación. Foto Carlos Eduardo Ramírez
Mientras procede a sepultar a la nueva víctima del coronavirus, Manuel va repitiendo en su mente la oración de la sangre de Cristo. Foto Carlos Eduardo Ramírez
Esta es la inhumación número 150 por COVID-19 que hace desde el mes de marzo de 2020. Foto Carlos Eduardo Ramírez
Rubén Rodríguez
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Rubén Rodríguez

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