La madrugada del domingo 3 de mayo, los venezolanos amanecieron con la noticia de que un grupo de hombres había intentado ingresar al país por las costas de Vargas para darle un golpe a Nicolás Maduro, pero la iniciativa terminó con seis asesinados. Wilmer Azuaje, comisionado de los DD. HH. del gobierno interino, asegura tener pruebas que la operación fue infiltrada, que los esperaron y los ejecutaron

Entrevista: César Batiz | Redacción: Daisy Galaviz

El comisionado presidencial para ampliar las denuncias de violación de DD. HH., Wilmer Azuaje, describe la Operación Gedeón como una “masacre”. Según él, la madrugada del 3 de mayo seis hombres llegaron a las costas de Macuto, en el estado Vargas, bajo engaño para terminar asesinados por funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro, que los esperaban como un pescador espera que el pez muerda una carnada.

Azuaje fue una de las personas más cercanas a Adán Chávez, cuando era solo el profesor de la Universidad de Los Andes. Por amistad y afinidad comenzó su transitar político en las filas del chavismo. Pero también fue uno de los primeros en denunciar la opulencia de la familia del expresidente Hugo Chávez, en Barinas. 

Eso le ha costado la persecución, que él y su familia sufrieran agresiones, y la prisión en dos ocasiones. Desde 2018 se unió a la lista de exiliados políticos y en el año 2019, fue uno de los primeros en recibir información gráfica acerca de la masacre cometida contra Óscar Pérez y su grupo en El Junquito. 

Actualmente, tras ser designado por el presidente interino Juan Guaidó y su canciller, Julio Borges,  para ampliar las denuncias sobre violación de DD. HH. por parte del gobierno de Maduro, se ha dedicado a presentar pruebas sobre los asesinatos ocurridos durante la Operación Gedeón.

En el recaudo de pruebas, Azuaje obtuvo fotos que mostró a El Pitazo en las que se ven al oficial Robert Colina, mejor conocido con el alias “Pantera”, con un balazo en la frente. En otras imágenes se ven cadáveres cerca de la playa en Macuto, así como en el malecón y en la medicatura forense.  

El comisionado asegura que el tipo de disparos observados en los cuerpos de los seis hombres asesinados ese día de mayo de este año, demuestran que fueron esperados por funcionarios y luego ejecutados. También dice que las imágenes ilustran como efectivos policiales y militares del gobierno de Nicolás Maduro movieron los cadáveres, con el fin de recrear una escena y así lograr simular el hecho punible. 

–¿Cómo dan con las pruebas que, según usted, demuestran que en mayo, en las costas de Macuto, ocurrió una masacre?

–Desde hace tres meses y medio tenemos las fotos del caso Operación Gedeón. Yo me trasladé a Cúcuta y allí se montó un centro de operaciones donde empezamos a hacer llamadas a distintas organizaciones del Estado venezolano. Nosotros nos dijimos: tenemos pruebas, pero vamos a empezar a complementarlas. Y en función de ello nos trasladamos a zonas como Riohacha, Barranquilla, y empezamos a llamar a algunas personas. Nos dedicamos a conformar un expediente serio y responsable.

Logramos obtener las pruebas de planimetría, las pruebas científicas y criminalísticas. El expediente que hizo el mismo Cicpc (Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas). También tenemos fotografías, a pesar de que les prohibieron a los funcionarios de las Faes (Fuerzas de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana) tener celulares, pero algunos tomaron fotos, porque muchos de ellos no están de acuerdo con lo que sucede, pero tienen miedo, pero ese miedo se les está agotando también.

En base a ello, en el Observatorio Venezolano para la Protección de los Derechos Humanos tuvimos una serie de conversaciones y reuniones con el alto gobierno, inclusive con el centro de gobierno (de Juan Guaidó). Nosotros le dijimos: “Miren, nosotros tenemos este material fotográfico”, y ellos nos dijeron: “Bueno, necesitamos ver algunas”. Cuando empezaron a ver eso, pusieron caras de sorprendidos. 

Nuestra meta en el observatorio ha sido investigar la Operación Gedeón y recabar todas las pruebas necesarias para mostrarle al mundo la verdad de lo que pasó.

–¿Qué información tiene acerca de la Operación Gedeón?

–Nosotros tenemos más de 482 pruebas fotográficas de la Operación Gedeón. Tenemos gráficas desde que llega la lancha a Macuto, en el estado Vargas, y se ve que venían seis personas que llegaron a tierra firme. No hubo enfrentamientos. A ellos los esperaron los de las Faes, los recibieron, los golpearon, los torturaron y los asesinaron.

También tenemos la información que la operación fue infiltrada por el señor Sequeda (capitán Antonio Sequeda), quien le dijo a los otros jóvenes: “Arrancó la operación, está todo listo, está todo montado. Nos vamos”. Sabemos que la operación fue infiltrada por Sequeda, y otro teniente que trabajaba con él, pues ellos eran los únicos que tenían teléfonos celulares; a los demás les habían quitado los celulares, estaban incomunicados. 

Cuando empieza la operación, que por cierto no se llamaba Operación Gedeón, se llamaba Operación Libertad, ellos les cambiaron hasta el nombre, se los llevan hasta Macuto engañados, se aprovecharon de ellos y en ese momento su sorpresa fue que los agarran, los golpean, los torturan y empieza la simulación de un hecho punible. 

Tenemos gráficas donde se ve como una persona es arrodillada, golpeada y torturada. Le colocan un arma en la cabeza y le dan un impacto de bala. También hay pruebas que demuestran que hubo modificación del sitio de suceso, porque si ellos hablan de que hubo un enfrentamiento, ¿por qué la lancha no presenta una gota de sangre y tiene más de 700 impactos de bala? Y si, presuntamente, las lanchas traían unos potes de gasolina, ¿por qué estos no tienen impactos de bala? Es porque no hubo tal enfrentamiento.

–¿Han tenido el apoyo de criminólogos para analizar las pruebas obtenidas?

–El criminólogo de la Organización, Cortés, experto en balística, nos dijo tras ver algunas fotos las trayectorias de las balas que la mayoría de los disparos, que por cierto son tiros de aseguramiento en el pecho, fueron realizados con las pistolas colocadas cerca del cráneo, cerca del pómulo, y la abertura es negra completamente. Las fotografías hablan por sí solas.

Cuando una persona está viva las raspaduras tienen apariencia de sangre, pero cuando una persona fallece no hay circulación de sangre y en las fotos que tenemos las partes del cuerpo se ven blancas porque no hay circulación de sangre. Entonces, si hubo tal enfrentamiento que ellos aseguran, no tiene porqué haber disparos de contacto, disparos fijos, donde la trayectoria de la bala es corta. 

–¿Qué ocurrió con el oficial Robert Colina, conocido como Pantera?

–Ningún cuerpo que está en un proceso de enfrentamiento queda como él quedó… Según las gráficas, a Pantera lo pusieron donde estaban unos tambores, unas presuntas armas, donde estaban una serie de elementos criminalísticos, pero ellos cortan la fotografía y no la muestran completa al mundo. Lo colocaron a él como premio, para decir: ¡logramos detener la invasión!

Y es una colocación porque también tenemos la evidencia de otro cuerpo que quedó junto a él. Un cuerpo que queda de forma horizontal y recibe impactos de bala en la cara, y sus zapatos estaban limpios. ¿Cómo alguien que viene del mar tiene los zapatos limpios?

–¿Lograron hablar con el capitán Javier Nieto Quintero, vocero de la operación, y con el boina verde Jordan Goudreau?

–No. Nosotros nos dedicamos a indagar las violaciones de los derechos humanos y en base a eso hemos ventilado nuestras denuncias. Nosotros no tenemos nada que hablar con ellos, porque nosotros nos hemos dedicado a la masacre.

–¿Hubo forma de conocer cómo se estructuró la infiltración de la operación?

–La infiltración se da desde el mismo momento en que Diosdado Cabello lo manifiesta en su programa. Diosdado en su programa dijo: “Los tenemos infiltrados. Sabemos dónde están, tenemos sus coordenadas. Hay momentos que ellos no tienen para comer y nosotros le enviamos para la logística”.

–El gobierno de Maduro desestimó el informe de la Misión de la ONU porque no fue hecha en Venezuela, lo mismo podrían decir de ustedes. 

–No es necesario estar adentro para tener fotos originales. Nosotros no tenemos porque ocultar nada, ninguna imagen está modificada. A esas fotos lo que le pueden hacer es una experticia. Nosotros vamos a entregar las imágenes a la Corte Penal Internacional para que les hagan sus debidas análisis. Nosotros estamos claros y seguros. No vamos a crear expectativas en la opinión pública sin tener pruebas. 

–En la masacre de El Junquito fueron ocho asesinados, en la de Macuto seis, ¿cuáles son las semejanzas y diferencias entre ambas ejecuciones extrajudiciales?

–Yo que estuve secuestrado, que me allanaron la inmunidad, me sembraron armas y explosivos. Es el mismo modus operandis, el mismo esquema. Lo que me sucedió a mí, le sucedió a más de 500 presos políticos y lo que le sucedió a estas personas. 

Las fotografías de Óscar Pérez, que elevamos a la Corte Penal Internacional, muestran cómo a cada cadáver les colocan un fusil; pero la diferencia que a estos señores de la Operación Gedeón ninguno tiene un fusil al lado, ninguno. Ahí se les escapó todo, porque la verdad destruye a la mentira. 

En los próximos días vamos a elevar estas pruebas ante organismos internacionales y nos reuniremos con algunos gobiernos del mundo que están esperando conocer qué pasó. Queremos elevar las pruebas también a países que han sido pasivos y complacientes, como Argentina. 

–¿Estas denuncias ante la Corte Penal Internacional pueden incidir para que en Venezuela haya una transición democrática?

–Por supuesto. Totalmente. Estamos seguros que eso va a ocurrir. Ya actuó la ONU, ahora viene la presión a la Corte Penal Internacional.

Los delitos de lesa humanidad, sustentados con pruebas contundentes, además de no estar prescritos, se encuentran tipificados en los tratados internacionales suscritos por la República y que son admisibles cuando se aportan pruebas veraces.