“¡El pueblo ha dicho basta! Tengo miedo, pero basta, no puedo más”, expresa Leandro Rodríguez, activista de la sociedad civil cubana. El joven de 26 años es coordinador del proyecto Mi Voz Lgbtiq+ y vive en la provincia de Villa Clara, Cuba. En septiembre de 2019, fue detenido y expulsado de la Habana por exigir su derecho a viajar fuera del país. Es uno de los casi 200 “regulados” en Cuba, calificativo de quienes no pueden abandonar la isla por órdenes expresas de sus funcionarios.
Para Rodríguez, el pasado 11 de julio ocurrió un estallido social que tenía años gestándose. Afirma que la falta de libertades y la desinformación, más la crisis económica y sanitaria, en aumento por la pandemia de coronavirus, levantó una oleada de manifestaciones pacíficas que el Estado cubano reprimió mediante el abuso de los cuerpos policiales.
“Las calles de Cuba son de los ciudadanos cubanos, no una ideología política”, dice Leandro en entrevista con el director de El Pitazo, César Batiz. Tras reconocer 60 años de un régimen político dominado por el Partido Comunista de Cuba, el activista rechaza la gestión de Miguel Díaz-Canel y exige la libertad en todas las esferas de la política.
–Lamentablemente, el pueblo cubano ha llegado a un punto de su vida donde ha dicho basta de represión, basta de sufrimiento y se ha levantado una oleada de manifestaciones, aclaro, pacíficas. El pueblo ha sido pacífico; no ha usado la violencia y ha creado una barrera o un nuevo comienzo de la historia. Ha dicho tengo derecho, merezco libertad de expresión, merezco vivir una vida digna y el gobierno cubano ha dicho “no”, con su represión al pueblo.
La pandemia afecta a nivel mundial, pero a nosotros nos ha afectado en primer lugar, por la desinformación. Los casos de coronavirus que ellos dicen, hay que aumentar o multiplicar por diez o veinte la cifra que dan; nunca se sabe la cifra exacta. (…) El Gobierno cubano ha hablado de un bloqueo, que siempre digo que es más interno que externo. Interno, porque hemos podido observar a las familias de las grandes cúpulas, que tienen una vida lujosa, viajando… y el pueblo, el cubano de a pie, el que vive el día a día… vive en sufrimiento y agonía para pensar simplemente qué va a almorzar o qué va a comer ese día.
–Siempre ha habido manifestaciones pacíficas de los activistas de la sociedad civil cubana o personas del pueblo, que por algún abuso se revelan, o por la violación a sus derechos; lo hemos vivido en todas las esferas. (…) 2021 ha traído un precedente en la historia, porque han aumentado los casos de COVID. Nos hemos dado cuenta de que el pueblo está solo, con un gobierno que se pasa año tras año diciendo que es solidario, nacionalista…
–Yo tengo 26 años y no he recibido la primera dosis de la vacuna. Como yo, conozco personas de la tercera edad y personas no tan mayores que tampoco la han recibido. Han optado por vacunar a personas que son trabajadores de la salud pública, o supuestamente a las provincias con más índice de contagio. Al final, todas las provincias tenemos contagios. (…) Si Cuba está enviando vacunas a Venezuela, no puede abandonar su casa para ayudar a otra. Está bien que la apoyes, pero no puedes abandonar a tu gente.
Eso es lo que estamos viviendo; nos abandonan a nosotros pero vacunan a nivel internacional para que los organismos internacionales digan: “Qué buena es Cuba, cómo ayuda. Qué solidarios”. ¡No! nosotros, que estamos en Cuba, también somos afectados y no estamos exentos al contagio, más los activistas de la sociedad civil cubana.
–El Gobierno cubano no da nada gratis. El Gobierno cubano va siempre con un interés. Puede ser petróleo, porque Cuba no tiene petróleo, o puede ser por intercambio monetario o intercambio de marketing político. (…) Nunca va a ser gratis. Decir “yo te regalo” no existe.
–El 11 de julio fue el día, como decimos en Cuba, del estallido social. El pueblo dijo: “Hoy vamos a enseñar que las calles son para pedirle al Gobierno cubano y a los medios internacionales nuestros derechos”. Lamentablemente, el pueblo fue pacífico (…), pero en las evidencias está que las autoridades no fueron nada pacíficas. Al contrario, hay fallecidos, hay heridos, hay personas detenidas y desaparecidas actualmente. Hay listados de personas desaparecidas y detenidas.
–Lamentablemente, vivo en una provincia y no puedo abarcar el país entero. Que yo conozca, hay una. Heridas, te diría que por las redes sociales conozco varias (…); no sabemos la cifra exacta y estamos conscientes de muchas más personas fallecidas que lamentablemente, al tener poco acceso a internet, eso no se les puede decir a las personas.
–Hay organizaciones que están recogiendo estos datos. Hasta el día de ayer, tenía conocimiento de más de 500 personas, pero la cifra va en aumento cada día. Hay páginas que ponen la cifra a diario, como Cubared, que está en Estados Unidos, una organización que lamentablemente tuvo que abandonar el país por toda la presión que el Gobierno cubano realizaba. (…) Son abogados y se han dedicado a recopilar informaciones. Hay otras organizaciones dentro de Cuba, como Corriente Martiana, que también hace el seguimiento al tema de las denuncias ante la ONU para llevar un listado formal y claro.
Leandro Rodríguez, activista cubano
El último discurso que dio el presidente de Cuba fue de odio y sus palabras textuales fueron: “Las calles de Cuba son de los revolucionarios” ¡No! equivocado. Las calles de Cuba son de los ciudadanos cubanos, no de la ideología política.
Cuando él da ese mensaje de odio públicamente, porque lo hizo en televisión nacional, nos está dando a conocer que no le interesa: uno, la vida humana; dos, no le interesa si se contagian las personas o no se contagian; tres, no le interesa (…) el dolor del pueblo cubano.
–Cuando él dice que las calles son de los revolucionarios, se refiere a que las calles son de las personas que tienen el mismo pensamiento del Partido Comunista cubano. Un ejemplo, yo como activista de la sociedad civil cubana, que pido una democracia, para él las calles no son para mí porque no estoy de acuerdo con él, porque no acepto lo que él dice… Entonces, las calles no son para mí (…); todos los miembros de la sociedad civil cubana debemos caminar por el aire, por las calles no podemos.
–Bueno, siempre hemos dicho públicamente que el Gobierno venezolano está viviendo un 50% de lo que vive el Gobierno cubano. Podemos decir que lo que se está viviendo en Venezuela es el hijo de lo que se vive en Cuba. Son padre e hijo, podemos ponerlo de esa forma para que la audiencia pueda entender.
Se está diciendo en Cuba, no sé si es cierto o falso, (…) que la policía venezolana, personas de Venezuela, están en Cuba dentro de las manifestaciones apoyando al Gobierno cubano. Hay personas de Venezuela acá en Cuba. Ahora, la relación entre el Gobierno cubano y el Gobierno venezolano es muy buena, excelente. Si vamos a hablar de los temas económicos de ayuda hacia el Gobierno cubano o hacia el Gobierno venezolano, están en perfecto estado. Esas ayudas y esa hermandad, es para la dinastía, la familia… no para el pueblo.
–El petróleo que manda Venezuela se usa para electricidad, para el transporte… Pero en primer lugar, no sabemos las cifras que Venezuela manda hacia Cuba, eso no se sabe. En segundo lugar, no sabemos si se entrega completo para que el pueblo y las entidades que funcionan en Cuba lo usen. En tercer lugar, sobre todo, no sabemos cómo es el intercambio, por qué es el intercambio de petróleo y qué es lo que Cuba da a Venezuela. Nunca se sabe.
–Bueno, me entero con ustedes de que ella se encontraba en Cuba. No sé su agenda, si fue una agenda de turismo, si fue una agenda de trabajo o si fue una agenda para aprender más sobre cómo se repudia a un pueblo que está pidiendo libertad para poder llevarlo (ese repudio) hacia su país, Venezuela. No sabemos.
Leandro Rodríguez, activista cubano
Me entero por usted de que ella se encontraba en Cuba. Sería bueno que si ella viene a Cuba, conozca la realidad cubana. Que camine, no que haga una agenda dirigida por un Gobierno que la invita (…), que le abre las puertas cuando desee entrar al país.
(…) Sabemos muy bien que los funcionarios de la presidencia de Venezuela pueden entrar al país cuando deseen, como deseen, el día que deseen y a la hora que deseen. Muchas (de esas visitas) se notifican en los medios de comunicación, pero sabemos que muchas veces no se notifican, como es el caso de esta señora que estuvo en Cuba. Me enteré con usted de que se encontró acá.
–Ayer estaba conversando con una amistad de Perú. Una señora mayor, que ha vivido la historia de su país, me decía: “El día que Cuba sea libre, Latinoamérica será libre”. (…) Nosotros en Cuba estamos pidiendo un cambio; tenemos la fe y la esperanza de que va a haber un cambio.
El 11 de julio fue como decir el “principio”, que no es el principio; llevamos años luchando (…) pero fue el principio de que el pueblo se uniera a los activistas de la sociedad civil cubana, en cualquier esfera de cualquier organización independiente, y reclamara lo que merece.
Entonces, creemos que Cuba va a tener un cambio. No sabemos si va a ser este año o el año que viene. Lamentamos también las pérdidas, los heridos, los detenidos que tenemos, pero sabemos que el cambio viene. Ya Cuba dijo basta de represión; queremos libertad, queremos democracia y queremos nuestros derechos, que están en una carta firmada por Cuba, la carta de los DD. HH. y sus 30 artículos.
–Puedo empezar diciendo que en Cuba hay un instituto, una organización oficial que se llama Cenesex. Quien la lleva es la señora Mariela Castro (…) hija de Raúl Castro Ruz. Ella dice que defiende los derechos. Ahora bien, en Cuba los derechos de las personas Lgbtiq+ son violentados. Yo mismo lo he vivido en carne propia. Desde multas hasta detención, ofensa policial, homofobia institucional, estudiantil y temas de pareja.
Ahora bien, la sociedad civil cubana ha trabajado por años en una campaña que se llama “Nosotros también amamos”. Varias instituciones de la sociedad civil se unieron para pedirle, o tratar de que el Gobierno cubano reconozca el matrimonio igualitario. (…) No es un regalo: queremos nuestros derechos y el Gobierno cubano siempre ha estado dando el “no” diplomático. Espera, espera, espera… pero al final nunca llega.
Leandro Rodríguez, activista cubano
Entonces, nuestros derechos permanentes son violados, no son aceptados y no tenemos organizaciones oficiales a dónde dirigirnos cuando somos víctimas. Conozco el caso de un muchacho que en 2018 intentaron violar en la ciudad de La Habana; estamos en 2021 y todavía no se le ha dado respuesta a su caso. Yo lo acompañé a hacer la denuncia formal del caso y nunca le respondieron. Como ese caso, miles.
Desde mi perfil de Facebook he publicado denuncias de la población Lgbtiq+ donde ellos mismos cuentan las historias. Desde ser bajado de un auto por ser gay o ser detenido por ser una persona trans y vestirse como se desea. He puesto varias denuncias que han llegado a organismos internacionales, que han conocido las violaciones que el Gobierno cubano hace a la población Lgbtiq+.
–La esperanza de nosotros es por los hechos que hemos visto. Nosotros pensamos que no es tanto hablar, sino demostrar. Hemos podido demostrar a la luz pública internacional que cuando un pueblo se une ocurren grandes cosas.
El pueblo cubano se unió y aunque las autoridades cubanas nos repriman, nos amenacen, nos enjuicien… (…) El pueblo dijo no tengo miedo de ir a una cárcel. No tengo miedo de ser asesinado. No tengo miedo de ser víctima. (…) Ahí están nuestras esperanzas.
El pueblo se une porque sabe que nosotros estamos luchando por una vida mejor y digna; no estamos luchando por un lujo. Estamos luchando por una dignidad, por un derecho y un respeto que merecemos hoy, mañana y siempre.
–Tengo que decir públicamente que el miedo nunca se pierde. Yo tengo miedo, mi familia tiene miedo, el pueblo tiene miedo, siempre sentimos miedo: el miedo es humano; eso nunca se va a perder. Ahora, el pueblo se cansa y, como bien decía usted, son 60 años, 60 años de agonía, 60 años de sufrir, 60 años de tantas cosas que hemos vivido… de separación familiar, de una miseria incomparable.
Entonces, el pueblo ha dicho ¡Basta! Tengo miedo, pero no puedo más. Esa ha sido, como decimos en Cuba, la válvula que explotó la olla.
Esta web usa cookies.