Tucupita.- Los trabajadores dependientes de ministerios, instituciones y nóminas del Estado hacen magia con sus ingresos, cada vez más menguados por la hiperinflación y la devaluación acelerada. La situación los ha obligado a la creatividad, el emprendimiento e, incluso, a la migración.
De acuerdo a testimonios recabados por El Pitazo, la quincena de un trabajador clasificado se encuentra en su peor nivel de devaluación. “Es un pago simbólico la remuneración que recibimos. Un salario que oscila entre los 40 mil y los 60 mil bolívares en una quincena, y que te alcanza solo para un kilo de carne, un kilo de arroz y medio kilo de queso. Eso quiere decir que tu salario es sal y agua”, sostuvo un docente que se identificó como Tomás Martínez.
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De igual forma, un trabajador, que se identificó como Pedro, calificó su situación socioeconómica como muy deprimente. Indicó que se vio obligado a abandonar su puesto de trabajo como carnicero en un refrigerador por el bajo salario que recibe. “Una semana equivale a 25 mil bolívares, ¿Qué puedo hacer con un salario de 25 mil semanal?», se cuestionó.
Martínez, profesor titulado y con maestría en el campo de la educación, dejó las aulas y emprendió una aventura en otras latitudes ante el colapso del poder adquisitivo de su ingreso como profesional y especialista en el área educativa.
De acuerdo a informaciones extraoficiales, 98% de la fuerza laboral del estado Delta Amacuro es dependiente de las nóminas del Ejecutivo regional, las alcaldías y los ministerios, ante la falta de fuentes de trabajo e inversión privada, situación que convierte al trabajador en mano de obra vulnerable.
La situación de abandono y deserción se ha incrementado en las nóminas del estado en los últimos dos años e inicio de 2019, y unos 20 mil puestos de trabajo están en riesgo de ser abandonados ante la paupérrima remuneración que reciben los trabajadores en las quincenas y últimos de cada mes.
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